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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Reveses para Merkel

El debate sobre los eurobonos y la fracasada colocación de títulos debilitan la posición alemana

Durão Barroso ha tomado la decisión correcta al proponer en la Comisión Europea un debate sobre la conveniencia de los eurobonos, una iniciativa que defienden varios países de la eurozona y un número importante de economistas que analizan la crisis financiera europea. Y también ha actuado correctamente al sugerir, en un Libro Verde sobre la estabilidad europea, una serie de cambios políticos en los tratados que permitan al BCE y al Consejo Europeo reclamar el rescate de países con dificultades de solvencia o discutir los excesos presupuestarios de los países. Es verdad que estas dos últimas recomendaciones tocarían la autonomía financiera y fiscal de los miembros del euro, pero lo cierto es que la eurozona necesita un debate en profundidad sobre sus resortes de acción económica y deben ser los Gobiernos los que fijen los nuevos límites de la gobernanza europea en una discusión abierta.

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Por el contrario, Angela Merkel se equivoca políticamente al negar sentido al debate. Puede que tenga argumentos poderosos para oponerse a los eurobonos, incluso a la compra de deuda por parte del BCE. Pero Francia ya está tocada por la presión de los mercados y Sarkozy sabe muy bien que si Francia pierde la triple A de su deuda sus posibilidades de reelección disminuyen. Los intereses de Francia y Alemania empiezan a divergir. Que los tiempos empiezan a cambiar lo demuestra además el hecho de que solo haya podido colocarse la mitad de la última emisión de bonos alemanes a 10 años. Los inversores consideran que la rentabilidad de los títulos alemanes es negativa. Pero, además, transmiten indirectamente a la canciller que consideran muy probable que la deuda europea acabe siendo monetizada.

Los eurobonos no van a resolver a corto plazo la crisis del euro, pero la hubieran impedido si hubieran estado en funcionamiento en 2010. Por tanto, en algún momento tendrá que iniciarse el cambio legal que implican para que Europa disponga de resortes adecuados en el plazo más breve posible. Mientras llega la modificación y el mecanismo de los eurobonos se pone en funcionamiento, en cualquiera de las modalidades enunciadas por Barroso (alguna de las cuales no implican mayores costes de financiación para Alemania), la solución es que el Banco Central Europeo compre bonos para frenar en lo posible la especulación contra las deudas soberanas.

La negativa en redondo de Merkel a cualquier solución que no sea la del sacrificio y la recesión asegurada para los países damnificados empieza a parecerse al puro obstruccionismo. Los Gobiernos no niegan la estabilidad presupuestaria; reclaman solo que esa estabilidad deje un margen a opciones de crecimiento. Dice Merkel que el problema de la crisis es político. Cierto. Pero lo que la canciller entiende por política (decisión de los Gobiernos para imponer contracciones fiscales) nada tiene que ver con lo que entiende el resto del mundo por política: tomar decisiones rápidas que tengan en cuenta la austeridad, pero también el bienestar de los ciudadanos.

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