La UE presionó a los líderes griegos para formar un Gobierno de unidad hasta el último minuto
Las autoridades de la Unión Europea presionaron ayer a los líderes griegos del Gobierno y la oposición para que cerraran un acuerdo para constituir un Ejecutivo de unidad nacional y que recuperar parte de la confianza perdida ante los mercados. En medio de la tarde de infarto de ayer en Atenas, el recién investido vicepresidente de la Comisión Europea y comisario del euro, Olli Rehn, salió públicamente a reclamar "un Gobierno de unidad nacional" a los griegos. "Estamos persuadidos de que esa es la forma de restablecer la confianza y cumplir los compromisos", añadió.
Rehn precisó que esperaba que el vicepresidente y ministro de Finanzas del Gobierno griego, Evánguelos Venizelos, se presente hoy en Bruselas, en la reunión del Eurogrupo, con un programa "convincente". El comisario recordó que Grecia "quebró la confianza" de los socios europeos la semana pasada y se situó en una posición de salida de la zona euro. "No queremos eso, pero tenemos que estar preparados para cualquier escenario, incluido ese, a fin de salvaguardar la estabilidad financiera y salvar el euro".
Gobierno y oposición griega habían etado jugando en los últimos días al gato y al ratón sobre quién mueve primero ficha. El primer ministro griego, el socialista Yorgos Papandreu, anunció ayer tras días de tensa negociación su disposición a renunciar al cargo si el líder de la oposición, el conservador Antonis Samaras, aceptaba previamente formar un Gobierno de unidad.
Samaras, por su parte, mantuvo el pulso exigiendo como condición previa para participar en el Gobierno de coalición con los principales partidos la dimisión de Papandreu.
La presentación de un programa por parte de Atenas con las medidas exigidas por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional es la condición previa para que ambas instituciones desembolsen los 8.000 millones de euros del sexto tramo de ayudas, vital para el Gobierno heleno.
Según la Comisión Europea y el propio Gobierno griego, el país se quedará sin fondos a partir de mediados de diciembre. La aprobación por parte de Grecia del duro ajuste exigido por las instituciones internacionales es condición necesaria pero no suficiente para dar luz verde al segundo rescate.
Todavía hay que precisar los detalles sobre la forma en que los bancos están dispuestos a asumir unas pérdidas en sus inversiones en deuda griega, que ascienden a 100.000 millones de euros. Estas negociaciones está previsto que continúen hasta finales de año.
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