Zapatero presume de haber evitado que España tenga que ser rescatada
Hace año y medio, cuando estalló la crisis de la deuda soberana europea, España estaba en el punto de mira. Cada vez que un país tenía que ser rescatado -primero Grecia, luego Irlanda y Portugal- en medios económicos anglosajones y británicos se especulaba con que España sería la siguiente pieza de dominó en caer. Y Zapatero se apresuraba a desmentirlo, aunque sin lograr despejar del todo la inquietud de los mercados.
Ayer, Zapatero se despidió del G-20 con la satisfacción de haber conjurado esta amenaza, que ha sobrevolado la última parte de su mandato. En la rueda de prensa con la que concluyó su estancia en Cannes (Francia), el presidente español no ocultó que evitar esta eventualidad ha sido su principal obsesión y lo que le ha llevado a tomar "decisiones no fáciles" que han supuesto grandes sacrificios para los ciudadanos. "Soy consciente de ello", apostilló, pero la alternativa, a su juicio, habría sido un plan de rescate condicionado a la aplicación de medidas "muy duras" de ajuste. "Eso no aminora mi grandísima preocupación por las cifras de paro", agregó, en alusión a los cinco millones de parados que deja de herencia.
España ha logrado marcar distancias no solo con Grecia y Portugal, sino también con Italia que, aunque aún no ha sido rescatada, ha tenido que aceptar la supervisión del Fondo Monetario Internacional (FMI). La mejor prueba de ello, según Zapatero, es que en el G-20 solo ha recibido elogios por el "grandísimo esfuerzo" realizado para ajustar las cuentas públicas. "Y no hemos tenido ningún requerimiento para que tomemos nuevas medidas", enfatizó.
La directora del FMI, Christine Lagarde, ridiculizó el hecho de que los tipos de interés que se exigen a España o Italia sean como los de Egipto o Pakistán. "Tiene algo de gracia", dijo.
Zapatero aseguró que el Tesoro español podrá seguir financiándose con normalidad, lo que atribuyó a la cuidadosa planificación del Ministerio de Economía, y dio por hecho que la Administración del Estado cumplirá su parte para alcanzar el objetivo de déficit de 2011 (6% del PIB), aunque no aludió al previsible desvío de las Comunidades Autónomas.
El comunicado final de la cumbre solo cita a España como uno más de los países que han reiterado los compromisos ya asumidos el año pasado en Toronto (Canadá) sobre reducción del déficit y la deuda pública.
Zapatero aprovechó el G-20 -el principal foro económico mundial, en el que España ha conseguido una silla de "invitado permanente"- para despedirse de varios líderes; entre ellos, del presidente de EE UU, Barack Obama, con quien charló el jueves por la noche durante 15 minutos. Obama, según fuentes de Moncloa, le agradeció la participación de tropas españolas en Afganistán y Libia, mostró su satisfacción por la mejora de las relaciones económicas bilaterales y le invitó a que visite Washington, ya como ciudadano de a pie.
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