Merkel logra el apoyo interno para negociar en Bruselas
Una arrolladora mayoría de diputados alemanes respalda el refuerzo para el fondo de rescate europeo
Pocas horas antes de viajar a la cumbre de Bruselas, la canciller federal, Angela Merkel, obtuvo el apoyo de la Cámara Baja (Bundestag) para reforzar el fondo de estabilidad del euro. Logró la mayoría necesaria de los diputados de la coalición que preside: 211 parlamentarios democristianos (CDU/CSU) y liberales (FDP) apoyaron la propuesta. Sumados estos votos a los de la oposición, Merkel se llevó a Bruselas una mayoría abrumadora de 503 de los 596 votos emitidos. Hubo cuatro abstenciones. La líder alemana fortaleció así su mandato para negociar con sus socios el apalancamiento de los 440.000 millones de euros del fondo de estabilidad europeo, al que Alemania aporta directamente 211.000 millones en avales.
La canciller dice que la deuda griega debe bajar en 2020 al 120% del PIB
Como todos los que intentan explicar -o explicarse- una crisis de deuda que ya dura dos años, Merkel se está quedando escasa de metáforas. En su declaración gubernamental de 20 minutos ante el pleno del Bundestag, la canciller recurrió de nuevo a su vieja fórmula "si fracasa el euro, fracasará Europa". La viene repitiendo desde la entrega del premio Carlomagno a su homólogo polaco Donald Tusk, allá por mayo de 2010. Que aún sea actual ofrece una idea de lo poco que se ha avanzado en la solución de esta crisis. Ayer se escuchó otra vez en Berlín que estamos ante "la peor crisis europea desde la II Guerra Mundial". El mundo, dijo la canciller, "mira a Alemania y a Europa". Pero de esto hace ya dos años.
La agotadora repetición de fórmulas e intenciones en estos meses no ha impedido, sin embargo, los virajes más inesperados en la toma de decisiones. Así, a principios de 2010 el Gobierno alemán se decía aún contrario a transferir dinero a Grecia. Después se opuso a crear un fondo permanente de estabilidad del euro. Pero este se aprobó y se acordó la ampliación del fondo provisional. La capacidad de este último ya se había quedado corta antes de que los parlamentos de los 17 Estados del euro hubieran dado su visto bueno. El Bundestag permitió ayer reforzarlo mediante un mecanismo de apalancamiento financiero que quedó explicado solo a medias.
El discurso de Merkel evitó las palabras "palanca" y "apalancamiento", las dos estrellas del debate de la crisis alemán en las últimas semanas. En las rondas informativas entre Merkel y los líderes parlamentarios de la oposición en los últimos días, salió a la luz que dicho mecanismo deberá potenciar el fondo de estabilidad más allá del billón de euros. Un "riesgo asumible", según dijo la canciller.
Cantidad astronómica, sobre todo teniendo en cuenta que hace solo unas semanas no había intención ni, según se decía, tampoco necesidad de aumentar el fondo de estabilidad actual por encima de los 440.000 millones que la zona euro aprobó en julio. Merkel explicó ayer que "el mundo entero cambia y Europa tiene que estar dispuesta a cambiar". También a cambiar de opinión, según se ve.
Las hazañas de la estabilización del euro tienen tan perplejo al público como a sus actores principales. El líder parlamentario socialdemócrata (SPD), Frank-Walter Steinmeier, que fue vicecanciller de Merkel de 2005 a 2009, le afeó ayer la opacidad de sus propuestas. "Me gustaría que fuera posible entender cómo funcionaría el mecanismo de apalancamiento", aseguró, pero Merkel, según dijo, lo describió "de modo insuficiente". Steinmeier exigió que la Comisión de Presupuestos del Bundestag estudie de nuevo dicho mecanismo. Y formuló también una ley de Merkel: "Cuanto más decididamente rechaza ella una medida, más probable es que se termine aprobando".
Grecia planeó sobre todo el debate. La entonces ministra de Economía de Francia y hoy directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, dijo en mayo de 2011 que "está completamente descartada la posibilidad de reestructurar la deuda griega". También en Alemania se ha afirmado una y otra vez que Grecia no suspenderá pagos. Sin embargo, la quita de la deuda griega solo era ayer una cuestión de porcentajes. Lo único claro respecto a Grecia era que el 21% acordado en julio con los acreedores privados no basta para sacar a los griegos de la ciénaga. Merkel no dijo ante los diputados a cuánto esperaba que ascienda la quita.
Sin embargo, la canciller propuso ante el Bundestag que la deuda griega debe retroceder al 120% del producto interior bruto antes de 2020. Este objetivo será imposible sin un recorte muy sustancial de la deuda. A falta de acuerdo con los bancos y acreedores privados, ayer se hablaba de un porcentaje que oscila entre el 50 y el 60%, una horquilla que los bancos acreedores rechazan con vigor.
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