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El agravamiento de la crisis | La respuesta de los bancos centrales

El BCE será clave en el desenlace de la crisis fiscal

Los expertos piden a Trichet bajadas de tipos y más compras de bonos

Claudi Pérez

Jean-Claude Trichet será recordado como el hombre que salvó el euro. O como el hombre que fue demasiado lejos. En todo caso, su legado está en el aire: el presidente del BCE y su sucesor —el italiano Mario Draghi— tienen en su mano todas las claves en el desarrollo de la crisis. "El BCE debe bajar inmediatamente los tipos de interés para activar la recuperación, y probablemente debe seguir comprando deuda de Italia y España para evitar males mayores", asegura en la sede de Bruegel, uno de los think tanks de Bruselas, el economista Guntram Wolff. Paul De Grauwe, profesor de la Universidad de Lovaina, pide todavía más: reclama "un BCE más activo, capaz inyectar toda la liquidez que haga falta en el mercado de deuda si quiere evitar que la crisis fiscal se convierta en un mal endémico. Espero por el bien de la eurozona que Draghi haya entendido eso".

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La sede del BCE está en Francfort; su espíritu es el del banco central germano, siempre preocupado por la inflación. Pero la crisis ha demostrado tener un increíble potencial para desarmar prejuicios: en 2008, el ala derecha del liberalismo estadounidense encarnada en el presidente George Bush salió al rescate de Wall Street, nacionalizó la industria automovilística y protagonizó un intrusismo desconocido en la economía. Ahora, el miedo a la inflación en Alemania se enfrenta a un desafío similar.

Tanto las rebajas de tipos como las compras de bonos "pondrán a prueba el rol del BCE y su independencia de las presiones alemanas", apunta Wolff. Ambas medidas son potencialmente inflacionistas, en un momento en el que el alza de precios parece el menor de los problemas de la eurozona. Las futuras decisiones del tándem Trichet-Draghi pasan necesariamente por domar los fantasmas de Alemania: si finalmente hay pérdidas por un impago griego, el BCE deberá recapitalizarse, y solo Berlín está en disposición de inyectar suficiente dinero. Nada es gratis: Goldman Sachs considera que si eso llega a producirse, Alemania exigirá más peso en la toma de decisiones europea y más control en el BCE. La alternativa es acabar monetizando la deuda: poner en marcha la impresora de billetes de 500 para seguir comprando bonos y salir de la crisis por la vía inflacionista. Una especie de anatema. "Al final, el contribuyente alemán va a jugar un papel crucial en esa encrucijada entre inflación, capitalizar el BCE o incluso una fractura de la eurozona: y Berlín no está haciendo nada por explicar ese desafío", asegura Huw Pill, de Goldman Sachs. "Merkel no lo tiene fácil. Pero el BCE tampoco", cierra Wolff.

Jean-Claude Trichet.
Jean-Claude Trichet.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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