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El conflicto libio | La agonía de la dictadura

La OTAN despeja el camino para la toma del último bastión del régimen

Cazas británicos atacan Sirte mientras los sublevados avanzan por tierra

Tanques, lanzamisiles, carros blindados y baterías antiaéreas se encaminan desde Bengasi y Ajdabiya hacia Sirte con paso lento para fijarse a unos 250 kilómetros de la localidad, en las inmediaciones de la refinería de Ras Lanuf, e iniciar allí de una vez por todas la toma de la ciudad natal del coronel Gadafi.

Están dirigidas por el comandante Fawzi Bukatif, al mando de un ejército de soldados y jóvenes rebeldes armados con fusiles Kaláshnikov y entusiasmados ante la posibilidad de ser ellos quienes encuentren al dictador, que se resiste a dejar el poder que ha ostentado en Libia durante 42 años.

Nadie sabe si puede esconderse en Sirte, pero si es así, ha debido sentir cuando menos el estallido de los misiles crucero Storm Shadow lanzados el jueves por la noche desde cazas Tornado británicos, según informó a la BBC el ministro de Defensa de Reino Unido, Liam Fox. Los aviones salieron desde la base de Marham, en el condado inglés de Norfolk, y lanzaron los misiles sobre un búnker situado en un cuartel militar de la ciudad.

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La noticia fue recibida con alegría en Bengasi. En la plaza de la Libertad, convertida en una especie de santuario con miles de fotos de los muertos del conflicto, un grupo de hombres comentaba ayer la noticia mientras señalaba carteles de David Cameron, Nicolas Sarkozy y Barack Obama en los que se lee la frase: "Dios os bendiga". "Esto no podría haberse hecho sin ellos, estaríamos todos muertos y no habría paredes en esta ciudad para colgar las fotos de todos los mártires de esta revolución", aseguraba Mufta Abdulá, uno de los pocos taxistas que trabajaba ayer en una ciudad casi vacía por ser día de rezo. "Tienen que atacar más si queremos tomar Sirte", añadía.

Los aviones también alcanzaron 29 vehículos blindados cerca de la ciudad y algunas instalaciones de misiles tierra-aire en Trípoli, según un comunicado de la OTAN en Bruselas.

El objetivo de las tropas rebeldes es instalarse en Ras Lanuf, fuera del alcance de los BM-21 utilizados en Sirte, un sistema soviético de lanzamiento de cohetes despedidos desde 40 tubos al mismo tiempo conocidos como Grad. La idea es que todo el despliegue pueda completarse rápidamente y seguir avanzando en los próximos días por la carretera de la costa para iniciar el asalto definitivo al último bastión del régimen.

En los últimos días, los rebeldes se habían llegado a acercar a unos 150 kilómetros de Sirte, en la ciudad de Bin Yauad, pero los ataques con cohetes Grad desde la ciudad les habían hecho retroceder. Según indicó ayer la BBC citando a comandantes rebeldes, los combates en las ciudades que hay entre Ras Lanuf y Sirte se sucederán en los próximos cuatro días. Si alguna circunstancia inesperada no lo precipita todo, los rebeldes prevén estar a las puertas de Sirte el martes, quizá incluso el lunes.

Los rebeldes aseguran estar en contacto con los jefes de las tribus de la ciudad para tratar de convencerles y conseguir una rendición que evite una batalla final con miles de muertos. El Consejo Nacional de Transición ha repetido esa idea en los últimos días sin que se haya anunciado algún avance en ese sentido. Por ahora, todo parece apuntar a un combate áspero. Algunos informes de inteligencia manejados por organizaciones internacionales señalan que parte de la Brigada 32 comandada por el hijo menor del dictador, Jamis Gadafi, estaría esperando en Sirte.

En cualquier caso, si todo sale de acuerdo con los planes de los insurgentes, el conflicto no habría finalizado. La carretera de la costa, donde viven prácticamente la totalidad de los seis millones de habitantes de Libia, estaría despejada y eso permitiría al Consejo Nacional de Transición formar Gobierno, establecer medidas de seguridad, recuperar la producción de petróleo y garantizar los servicios de agua y electricidad.

Sin embargo, la mayoría de los combatientes gadafistas que han luchado estos días en Trípoli se han batido en retirada hacia el suroeste. Muchos temen en Libia que eso sea el principio de una guerra de guerrillas en el desierto y las montañas que duraría meses y que podría prolongarse aún más si su líder, el coronel Gadafi, no aparece.

Rebeldes libios se dirigen desde Ras Lanuf hacia Sirte en un vehículo equipado con una batería antiaérea.
Rebeldes libios se dirigen desde Ras Lanuf hacia Sirte en un vehículo equipado con una batería antiaérea.GIANLUIGI GUERCIA (AFP)

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