Las marchas indignadas no concluyen en Sol
Más de 3.000 kilómetros, 200 pueblos e incluso un desierto. Son las cifras que ilustran el recorrido total de las seis marchas indignadas que ayer confluyeron en la Puerta del Sol. La ruta Este fue la primera en salir desde Valencia el 20 de junio. En los 34 días que le ha llevado llegar hasta Madrid, explicó sus reivindicaciones en 29 pueblos. El 24 de junio partió de Santiago de Compostela la marcha del Noroeste. El mismo día comenzó su peregrinaje desde Bilbao la marcha Norte, y desde Barcelona la ruta Noreste. La ruta Oeste, que partió de Extremadura, y la Sur, desde Málaga, se pusieron en camino el 25 de junio.
"Esta marcha no es una cosa aparte, es una extensión de las acampadas del 15-M", comentó un indignado de la ruta Este. Y es que las seis marchas representan un hito más dentro de la imparable corriente de denuncia y canalización del hartazgo contra el sistema en que se ha convertido el 15-M.
El movimiento surgió como una reacción espontánea ante la situación socioeconómica. Derivó en un campamento-protesta y terminó diversificado en asambleas de barrio alentadas por las redes sociales. En ellas se gestó la manifestación del 19 de junio, que convocó a más de 200.000 personas en toda España. Hoy se ha convocado una manifestación contra el Pacto del Euro y el 15 de octubre está prevista otra con carácter internacional.
El lunes, en el Palacio de Cristal del Retiro se celebra el I Foro Social 15-M, donde el Movimiento debatirá sobre lo público y su estrategia para el otoño.
A la crítica por su carácter acéfalo y su falta de estructura, que pueden hacer peligrar el futuro del 15-M, sus miembros responden que se mantienen activos paralizando desahucios y los partidos les hacen continuos guiños en sus propuestas.
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