"Nos dijo que iba a Túnez a tratarse la diabetes"
Musa Kusa es visto por muchos libios como la caja negra del régimen. "Él sabe todo lo que ha pasado en este país: los asesinatos, las represalias, los encarcelamientos y las torturas. Lo sabe porque él fue quien las ordenó", asegura un disidente, escondido estos días tras su disfraz de hombre del régimen. "Y ahora los ingleses tendrán toda esa información", concluye.
La reacción oficial a la deserción del ministro de Exteriores llegó por la tarde. El portavoz del Gobierno, Musa Ibrahim, negó la mayor ante la prensa; no se trataba de una deserción. "Entendemos que ha renunciado a su puesto, aunque no nos lo ha comunicado oficialmente", dijo. "Está en su derecho". Luego explicó que el ya exjefe de la diplomacia es un anciano con problemas de salud al que la presión de lo que está ocurriendo en Libia le ha afectado mucho. "Tenía permiso para ir a Túnez. Nos dijo que tenía que ir para un tratamiento médico contra la diabetes y la tensión alta".
Hasta hace unos días, Kusa era el otro rostro visible del régimen de Gadafi ante la prensa. El antiguo jefe del servicio secreto, siempre con traje gris y sin corbata, era el encargado de dar algunas informaciones a los medios y quien reiteró -con poca convicción- que las tropas del coronel Gadafi habían declarado un alto el fuego.
Según Ibrahim, el Gobierno no teme que la "inteligencia" del país esté en riesgo tras el abandono del ministro. "No dependemos de una sola persona. Gadafi tiene miles de personas a su lado. Él actúa como un padre para la nación", afirmó.
Durante todo el día hubo rumores sobre nuevas deserciones. "¿Sabe usted si otros miembros del Gobierno han viajado a Túnez para seguir un tratamiento médico?", preguntó un periodista. "No seguimos los pasos de todos los políticos de este país. Muchos viajan continuamente y no siempre sé dónde están", contestó el portavoz. La capital vivió toda la jornada en un estado de perpetuo nerviosismo.
Por momentos parecía que los miembros del Gobierno de Gadafi caerían como piezas de dominó. A los funcionarios del régimen que deambulan por el vestíbulo del hotel Rixos, donde se alojan periodistas, no se les había visto nunca tan alterados, comentando en corrillos y con gestos de preocupación lo que estaba pasando. La guerra en Libia se libra en el frente del este, donde el régimen ha perdido la mitad del país pero impide el paso de los rebeldes hacia Trípoli. En la capital, el coronel empieza a perder batallas en los despachos.
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