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Catástrofe en el Pacífico

El Hijo del Cielo llama a la unidad

El emperador Akihito se dirige por primera vez a la nación a través de la televisión para pedir a los japoneses que no se den por vencidos

Solo cuando las televisiones interrumpieron sus emisiones para dar paso a un mensaje del emperador, los japoneses comprendieron que su país atraviesa por uno de los momentos más amargos de su historia. "Estoy profundamente preocupado", declaró Akihito, mientras la memoria devolvía a muchos de sus ciudadanos a aquel trágico 15 de agosto de 1945, en que por primera vez los japoneses escucharon la voz del Hijo del Cielo. Fue a través de la radio como Hirohito, que aún conservaba su carácter divino, anunció a sus devotos súbditos la derrota incondicional de Japón en la II Guerra Mundial.

Akihito, de 77 años, tampoco se había dirigido antes a la nación en un momento de crisis. Como gran gesto de acercamiento a su pueblo, en 1995 visitó, junto a su esposa Michiko, a las víctimas del terremoto de Kobe, que dejó 6.400 muertos. Ayer, con tono pausado afirmó: "espero desde el fondo de mi corazón que la gente se trate con misericordia y que juntos de la mano superen estos tiempos difíciles".

"Japón nunca había sufrido un terremoto así. Estoy muy preocupado"
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En la tradición japonesa, el emperador, tenno, estaba dotado de una cierta divinidad, que le situaba por encima de la gobernanza del país y de sus ejércitos. Su autoridad era más moral que militar, si bien, con la llamada Restauración Meiji (1868), los emperadores se involucraron más en los asuntos terrestres y, tras la II Guerra Mundial, muchos historiadores intentaron que Hirohito fuera acusado de crímenes de guerra. El general Douglas MacArthur le defendió a capa y espada, insistiendo en mantenerle en el Trono del Crisantemo para dar cohesión a la sociedad japonesa.

Se produjo entonces una especie de cruce de papeles, que en parte simboliza la adaptación de Japón a los nuevos tiempos, realizada sin perder la esencia de su cultura. La Constitución de 1947, impuesta por Estados Unidos como potencia ocupante, retiró de sus artículos la divinidad que reconocía al emperador la Constitución de 1889 y estableció en Japón una suerte de monarquía constitucional.

Hirohito, mientras tanto, se aisló del mundo convirtiéndose en el gran sacerdote de su imperio y, oculto en su palacio, apenas tuvo roce con su pueblo que siguió muy ligado a él, pese a las desgracias que le trajo la ambición expansionista desatada bajo su mando. Hirohito ascendió al trono en 1926. De esa forma, el 124º emperador de la dinastía más antigua de la Tierra volvía a los tiempos en que los Hijos del Cielo dejaban en manos de los sogún (caudillo militar) el Gobierno del país.

Cuando Akihito se hizo cargo del Trono del Crisantemo, a la muerte de su padre en 1989, trató de imprimir a su mandato una cierta modernidad con unas relaciones más abiertas tanto hacia el interior como hacia el exterior del país. Ha visitado las 47 provincias japonesas, felicitado a sus súbditos cada nuevo año, participado en algunos eventos, viajado al exterior y recibido a monarcas y jefes de Estado, entre ellos al presidente Barack Obama y a los Reyes de España. Pero jamás se había involucrado directamente en los problemas del país.

"Un terremoto de magnitud 9 nunca había pasado en Japón. No sabemos todavía el número víctimas, pero rezo para que se salve el máximo posible", afirmo el emperador en una clara advertencia a su pueblo de que las consecuencias del seísmo, que incluyen el desmoronamiento de la central nuclear de Fukushima, aún están lejos de conocerse.

El lunes pasado la Casa Imperial, que dirige el rígido protocolo que rodea a los emperadores, informó de que estos querían visitar la zona siniestrada, pero que ante la magnitud de la tragedia habían considerado que era mejor no interrumpir las labores de rescate. El Gobierno indicó ayer que la cifra de muertos y desaparecidos puede superar ya los 12.000.

Akihito pidió a los japoneses unidad, solidaridad y que no se den por vencidos, sin duda, los grandes valores de esta civilización desarrollados en parte para enfrentarse a la furia de la naturaleza que, en forma de tifones, tsunamis, terremotos y erupciones volcánicas, castiga con frecuencia a este archipiélago.

La clientela de una tienda de electrónica en Tokio escucha el discurso del emperador.
La clientela de una tienda de electrónica en Tokio escucha el discurso del emperador.ISSEI KATO (REUTERS)

De monarca divino a rey constitucional

- El 23 de diciembre de 1933 nace Akihito, actual emperador de Japón. Era el quinto hijo del emperador Hirohito y de la emperatriz Kojun, y el mayor de los varones.

- El 15 de agosto de 1945, después de que EE UU lanzara las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, Hirohito anunció por radio la rendición. Era la primera vez que sus súbditos escuchaban su voz.

- Hasta la derrota en la Segunda Guerra Mundial y la imposición por Estados Unidos de una Constitución democrática, el emperador o tenno (rey celestial) gozaba de consideración divina.

- El 22 de septiembre de 1988, Akihito asumió a los 54 años la regencia debido a una grave enfermedad de su padre.

- El 7 de enero de 1989, Akihito sucedió a su padre de manera automática tras la muerte de este a los 87 años, víctima de un cáncer intestinal.

- El 12 de noviembre de 1990, concluido el preceptivo período de luto, Akihito fue entronizado en Tokio como el 125º emperador de Japón.

- En octubre de 1992 visita China. Se trata del primer viaje de un emperador nipón al país asiático que más padeció, junto con Corea, la ocupación de las a las tropas japonesas.

- El 11 de febrero de 2011 le fue diagnosticada una arterioesclerosis coronaria tras ser sometido a una exhaustiva revisión en el hospital de la Universidad de Tokio. El emperador Hiroito, padre del actual.

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