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Cambio de plan electoral en el PSOE

"En 1995 se metían con el PSOE, ahora solo con Zapatero"

Barones y muchos dirigentes viven perplejos los ataques al líder

Javier Casqueiro

El otro problema del PSOE para las elecciones de mayo, el más grave, es Zapatero. Más concretamente su papel, su función, su lugar en el mapa, su relevancia. Qué color tendrá su cartel. Zapatero hará actos y mítines, claro. Incluso el propio día de arranque, el 3 de abril. Pero no empezará en Madrid, ni será un gran acontecimiento central, que le sitúe en el epicentro de la diana para el PP. Hará actos y mítines regionales, a lo mejor más sectoriales, para presumir de la buena labor del Gobierno, que también la ha habido, por ejemplo en aspectos de política social. Pero Zapatero y el PSOE han concluido finalmente, como le estaban demandando muchos dirigentes y en especial ciertos barones, que el 22 de mayo se celebran unas elecciones autonómicas y municipales. Y que el PSOE tiene buenos candidatos, presidentes y alcaldables, capaces de defender con la cabeza alta su gestión. Pero que están muy tapados por la losa que ahora supone Zapatero.

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"Me lo dijo el otro día un presidente de una diputación y refleja muy bien un sentimiento generalizado en el partido. En anteriores crisis muy graves, como la de 1995, cuando aún coleaban muchos casos de corrupción, los ciudadanos nos identificaban a todos con lo que estaba pasando y nos insultaban a todos. Ahora vas a un mitin y con el único que se meten es Zapatero". Esta vivencia la ha tenido estos días uno de los miembros del Ejecutivo con más peso, cercanía al presidente y proyección de futuro. La anécdota, muy similar, la cuenta con perplejidad otro dirigente regional.

Uno de esos dos o tres barones del PSOE, que en la cúpula del Gobierno y el partido tienen perfectamente identificados, y que abiertamente demandaban que Zapatero se apartara de la primera línea en esta campaña, y que, si fuera posible, anunciase incluso su decisión de futuro antes de la cita con las urnas, vuelve a casa de otra apretada jornada de precampaña. Es jueves por la noche. Ha participado en varios actos. Se la juega el 22-M. No pretende ser desleal pero tampoco suicida. Quiere que se hable de su libro (su gestión) y no lo consigue. "Hombre, es que la gente de lo único que me habla es de qué va a pasar con Zapatero", admite. Tampoco él lo sabe. En público, los barones han agradecido el anuncio de la anulación de Vistalegre, aunque piensan que llega tarde. Los mismos barones opinan que debería ir acompañada ya de la comunicación (antes del comité del 2 de abril) de que no será cabeza de cartel en 2012.

El presidente de las varias capas de influencia, de los círculos de amistades concéntricos como los aros de cebolla, el artista en el manejo de los tiempos, ha caído en desgracia. Lo que antes salía bien apenas sin esfuerzo, ahora sale mal haga lo que haga. Ha perdido la baraka. Y también se ha debilitado el escudo de protección que creyó haberse construido en octubre, tras la última remodelación de su Gobierno.

Entonces pensó que al fin contentaba a todos al nominar a Alfredo Pérez Rubalcaba. Le había costado un mundo, pero ya le tenía a su vera como portavoz, vicepresidente primero y ministro del Interior. La crisis de la salida del Gobierno de María Teresa Fernández de la Vega se había gestado para antes del verano, pero una filtración la frustró. Aquella remodelación frenada aún colea. Porque los distintos afectados se inculpan de aquel fracaso y porque delimitó para el futuro los dos bandos ahora en disputa por la sucesión.

Zapatero, en el mitin del PSOE en Vistalegre de 2008.
Zapatero, en el mitin del PSOE en Vistalegre de 2008.MARISA FLÓREZ

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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