La oposición lanza su mayor desafío al rey de Bahréin
Decenas de miles de manifestantes ocupan la plaza de la Perla en Manama
La oposición de Bahréin logró organizar ayer la mayor protesta contra el Gobierno de los Al Jalifa hasta ahora. Decenas de miles de ciudadanos, hasta 100.000 según algunos observadores, marcharon desde el barrio de Seef hasta la plaza de la Perla, convertida en símbolo de la contestación al régimen. El anuncio de un perdón real a un número indeterminado de presos políticos no evitó que los grupos más radicales siguieran pidiendo la salida de la familia real. Aunque menos ruidosos, muchos de los participantes discrepaban y resumían sus aspiraciones en tener una monarquía constitucional.
"He venido para decir que soy bahreiní y reclamar mis derechos como ciudadano", declaró Hadi, mientras la multitud coreaba "abajo los Al Jalifa". "Los jóvenes piden el cambio de régimen porque la represión y los muertos de la semana pasada les han soliviantado", decía un empleado de banca.
"Abajo los Al Jalifa", clamaba la multitud en las calles contra la familia real
El pasado jueves la policía desalojó por la fuerza la acampada que un movimiento juvenil inspirado por las revueltas de Egipto y Túnez había instalado en la plaza de la Perla. La represión ha dejado siete manifestantes muertos y varios centenares heridos.
Hadi, como los siete muertos, es chií, una comunidad que supone dos tercios de la población de Bahréin y se queja de discriminación por las élites gobernantes (suníes), extremo que el Gobierno niega. Los chiíes atribuyen los excesos de las fuerzas de seguridad a que sus tropas no están formadas por bahreiníes, sino por extranjeros, a quienes la familia real facilita el acceso a la nacionalidad para aumentar el peso de los suníes.
Ayer, la única presencia policial era un helicóptero que sobrevolaba la zona de la marcha. El servicio de orden corría a cargo de voluntarios de los siete grupos opositores convocantes, entre ellos el islamista Wefaq (chií) y el liberal Waad. Pero al igual que en las protestas que hasta ahora habían organizado los jóvenes, chapas y carteles insistían en el lema "ni suní, ni chií, soy bahreiní". También eran numerosas las banderas rojas y blancas del reino, aunque por primera vez aparecieron en la plaza las enseñas negras típicas de los chiíes.
Los progubernamentales pidieron unidad y apoyaron el diálogo nacional que el rey Hamad, que ayer viajó a Arabia Saudí, ha propuesto para salir de la crisis. En una declaración leída al concluir la concentración rechazaron que se cuestione la legitimidad del Gobierno. Pero tal vez conscientes del riesgo de la brecha que se está abriendo entre la población, también pidieron la libertad de los presos de conciencia. Como aprecio hacia esa muestra de apoyo, el monarca "ordenó la liberación de varios condenados y la suspensión de los procesos" contra activistas chiíes.
Los primeros presos políticos amnistiados por el rey Hamad salieron anoche de la cárcel en Adliya, según informó del Centro de Derechos Humanos, que cifra en medio millar el número de prisioneros de conciencia en el país.
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