Una nueva gran marcha pone en jaque al régimen de Bahréin
La oposición pide un cambio de Gobierno antes de negociar
La disposición al diálogo de la familia real de Bahréin se pondrá a prueba hoy con la anunciada llegada al país de Hasan Mushaimaa, un dirigente chií que ha cuestionado su legitimidad y está siendo juzgado en rebeldía por terrorismo. Además, los grupos de la oposición han convocado una gran marcha de "lealtad a los mártires" que va a constituir una demostración de fuerza. Siguen empeñados en un cambio de Gobierno antes de sentarse a negociar con el príncipe heredero.
Un gesto simbólico sería el cese del primer ministro, Jalifa bin Salman al Jalifa, tío del rey y que concentra buena parte de la ira de los manifestantes por sus 40 años en el cargo. Las pancartas de la plaza de la Perla lo dejan claro. "Se busca", dicen las más contenidas. En otras, un fotomontaje le pone en el lugar de Sadam Husein camino de la horca.
La represión en el país se ha cobrado ya 12 víctimas mortales
"Podrían emplear como excusa que ya tiene 75 años y nombrarle asesor del rey", estima una fuente diplomática. Sin embargo, después de una semana en que no se había oído hablar de él, la prensa bahreiní informaba ayer de que el día anterior había presidido el Consejo de Ministros y de que por la noche un grupo de ciudadanos se habían congregado "de forma espontánea" ante su palacio para mostrarle apoyo.
[Mientras, el rey ordenó ayer la liberación de presos chiíes, así como sobreseer las actuaciones judiciales contra otros prisioneros políticos, según la agencia de prensa oficial, accediendo así a una de las peticiones de la oposición, informa France Presse].
Las asociaciones políticas de oposición insisten en que su objetivo no es el derrocamiento del régimen, sino lograr una monarquía constitucional. Pero el grupo Juventud del 14 de Febrero (por el primer día de las protestas) difundió ayer un comunicado en el que pide la salida de la familia real y que se juzgue a los responsables de la represión. La muerte ayer de un joven que se encontraba en coma eleva a 12 las víctimas mortales.
El regreso de Mushaimaa añade más presión a las autoridades, que han cancelado el Gran Premio de Fórmula 1 que debía celebrarse en marzo. El secretario general del Haq (Movimiento por las libertades y la democracia) es uno de los dos acusados en rebeldía en el proceso contra 25 personas sospechosas de querer derrocar el régimen que se inició el pasado octubre y cuya próxima sesión está fijada para el jueves que viene. Hay por lo tanto una orden de detención contra él.
"Quiero ver si los líderes son serios sobre el diálogo y si van a detenerme", ha escrito en su página de Facebook. El político, que asegura no tener ninguna garantía al respecto, se trasladó a Londres hace ocho meses para tratarse un cáncer de próstata. Su formación, Haq, es más radical que el Wefaq, del que se desgajó hace cinco años por diferencias sobre la participación en las elecciones. Entre los dirigentes hay un nacionalista laico y un clérigo suní.
Mientras tanto, en Yemen, el presidente Ali Abdalá Saleh rechazó ayer las presiones populares para que dimita. "El cambio de régimen por la fuerza es inaceptable", dijo durante una conferencia de prensa. "Si queréis el poder, conseguidlo en las urnas", añadió dirigiéndose a la oposición. Después de una semana de vacilación, los principales grupos críticos, incluidos los islamistas de Islah y los laicos del Partido Socialista, decidieron el día anterior ponerse del lado de la calle y rechazar el diálogo que les ofrecía Saleh.
La protesta ha encontrado además dos nuevos apoyos. Por un lado, la asociación de clérigos yemeníes (que reúne a ulemas tanto suníes como zaydíes) ha prohibido el uso de la fuerza contra los manifestantes. La represión ha dejado 12 muertos, el último de ellos un adolescente que pereció ayer por disparos de los soldados en Adén, capital del sur del país, donde el movimiento separatista está alentado las protestas. Por otro, los rebeldes Huthi, con los que el Gobierno mantiene una precaria tregua, se manifestaron ayer en Saada pidiendo la salida de Saleh.
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