El PP reanuda los ataques a Rubalcaba por el 'caso Faisán'
Los populares insisten hoy en sus preguntas sobre el "chivatazo"
El PP no quiere soltar la presa. Ha decidido hacer de Alfredo Pérez Rubalcaba su objetivo político e intentar vincularle a asuntos turbios. Los populares dan por hecho que el vicepresidente primero es el mejor situado para ser el cabeza de lista del PSOE en las generales de 2012 y han decidido convertirle en objetivo de sus dardos políticos.
Para eso les sirve el caso Faisán, y semana tras semana hacen de este asunto el centro de la parte más dura de la sesión de control al Gobierno. "¿Qué ha tenido que ocurrir para que un comisario diga recordar ahora, cuatro años y nueve meses después, que el investigador del caso Faisán le propuso destruir de inmediato la prueba demostrativa del chivatazo?", preguntará hoy el diputado del PP Ignacio Gil Lázaro a Rubalcaba.
El objetivo es erosionarle por si encabeza las listas del PSOE
Cada semana las preguntas de este diputado terminan con bronca y con respuestas del vicepresidente acusando al PP de mentir y falsear este caso. La estrategia se completa con cientos de preguntas formuladas por escrito al también ministro del Interior. Rubalcaba acusó la semana pasada al PP de empañar el fin del terrorismo de ETA con sus acusaciones sobre este caso. El objetivo del PP es erosionar cada semana al hombre fuerte del Gobierno.
El magistrado de la Audiencia Nacional Pablo Ruz, mientras tanto, prosigue sus investigaciones. La asociación Dignidad y Justicia, que ejerce la acusación popular en este caso, ha pedido al juez que someta a un careo al jefe del operativo contra el aparato de extorsión de ETA e investigador del caso Faisán, Carlos Germán, con su superior, José Cabanillas, que le ha acusado recientemente de tratar de borrar una prueba clave para esclarecer el chivatazo.
Cabanillas, que en el momento de los hechos era comisario jefe de la Unidad Central de Inteligencia del Cuerpo Nacional de Policía, aseguró hace dos semanas ante el juez que el investigador intentó borrar la baliza de sonido en la que se recogía una conversación mantenida en el coche del enlace del aparato de extorsión de ETA y dueño del bar Faisán, Joseba Elosua, entre este y su cuñado, Carmelo Luquín, momentos después del chivatazo. En la conversación, Elosua decía que una persona le había advertido de la operación que se iba a llevar a cabo contra el aparato de extorsión de ETA.
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