Casado deja CatalunyaCaixa tras el veto del Banco de España a un mayor sueldo

La puesta en marcha del proceso de bancarización de CatalunyaCaixa, aprobada ayer por el Consejo de Administración, se vio empañada por la marcha de su efímero presidente, Fernando Casado, quien deja la entidad solo tres meses después de su nombramiento. Según fuentes cercanas al economista, Casado se va al considerar que no se cumplían las condiciones que pactó para asumir el cargo. Estas eran sobre todo ostentar funciones ejecutivas y una retribución de 600.000 euros, la misma que tenía en el Instituto de la Empresa Familiar. En lugar de eso, Casado tenía una remuneración de 200.000 euros y dedicación parcial.

El consejo iba a discutir las demandas de Casado el 21 de diciembre, pero la propuesta saltó de la orden del día. Según varios consejeros, el Banco de España le transmitió que no lo veía con buenos ojos su retribución salaria, sobre todo por ser una caja que ha recibido 1.250 millones en ayudas públicas y que ha ajustado su plantilla. El supervisor no quiso ayer comentar este extremo y se remitió a la normativa de UE, que pide contención en las retribuciones de los altos directivos.

Ayer Casado emitió un comunicado en el que sostenía que se va porque ha surgido un "nuevo entorno" que modifica las "necesidades de gobierno". "En ningún caso la decisión tiene relación con mi retribución", afirmó. Fuentes del Consejo señalaron que Casado deja la caja por "diferencias de modelo" con su director general, Adolf Todó, y recordaron que el economista abandonó todas sus ocupaciones para dedicarse al proyecto de CatalunyaCaixa. Ocupará su lugar el vicepresidente primero de la entidad, Manel Rosell.

El consejo aprobó traspasar el negocio financiero a un banco, sin las garantías suficientes de control por parte de la caja, lo que provocó la oposición sindical. La caja valorará la entidad para calcular cuánto necesitan para elevar su capital básico del 6,7% al 10%. Esta cifra podría ser de 1.600 millones, porque la entidad podría quedarse con menos del 50% de la participación y dejaría de ser caja para convertirse en una fundación.