Italia ataca la pasividad de la UE ante la inmigración desde Túnez
Un millar de personas -otras 4.000 lo hicieron desde el jueves- desembarcó en la madrugada de ayer en la isla italiana de Lampedusa procedentes de Túnez al tiempo que el Gobierno de Silvio Berlusconi se declara impotente para atajar el flujo de inmigrantes y reclama a la Unión Europea ayuda de emergencia. "Tenemos que movilizar a los países del Mediterráneo que dispongan de buques, aviones y helicópteros", declaró el ministro de Exteriores, Franco Frattini. Las autoridades tunecinas, un mes después del derrocamiento del dictador Zine el Abidine Ben Ali, tampoco son capaces de frenar a los inmigrantes en los puertos tunecinos.
El ministro de Interior, Roberto Maroni, responsabilizó al Gobierno tunecino por su incapacidad para hacer cumplir los acuerdos bilaterales sobre la inmigración ilegal. Y también cargó contra la UE. "Europa no está haciendo nada. Estoy muy preocupado. He pedido la intervención urgente de la UE porque el Magreb está estallando. Hay un terremoto institucional y político que amenaza con tener un impacto devastador sobre toda Europa a través de Italia", comentó Maroni. "A nosotros, como siempre, nos han dejado solos", añadió.
El Ejecutivo italiano ha reunido a cientos de los inmigrantes en el campo de fútbol de Lampedusa, donde duermen a cielo abierto. Otros permanecen en iglesias y hoteles. Altos funcionarios italianos también expresaron su temor a que la revuelta en Egipto pueda provocar otra oleada de emigración a las costas italianas.
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