El Ejército de Túnez llama a los reservistas ante el temor de nuevos disturbios
Mueren cinco personas en manifestaciones en ciudades del interior
Tras una semana sin apenas incidentes, brotan de nuevo los altercados y las manifestaciones en varias ciudades del interior de Túnez, donde han muerto cinco personas desde el viernes. No acaba de instaurarse la calma en el país magrebí, sacudido por el derrocamiento del dictador Zine el Abidine Ben Ali. Y para muchos tunecinos no es ninguna sorpresa que los fieles al antiguo régimen traten de sembrar el caos. Se lo esperaban tanto como los altos funcionarios que, citados por Reuters, hablaban ayer de un compló de oficiales de la policía afectos a Ben Ali. En estas circunstancias, por tanto, mejor prevenir que curar: el Ejército anunció que recurrirá a los reservistas y a militares retirados para cumplir cometidos de seguridad que son competencia de la policía.
La población está disconforme con los nombramientos de gobernadores
Los disparos volvieron a sonar ayer en la capital del país
Las Fuerzas Armadas tunecinas cuentan con 35.000 soldados en sus tres armas. Es un Ejército raquítico. En la policía y demás cuerpos de seguridad trabajaban más de 160.000 hombres durante el régimen de Ben Ali. Ahora, cuando la inestabilidad política manda, el Ejército es la única institución que puede impedir que las cosas vayan a peor. Seguramente por ello, el Ministerio de Defensa ordenó que todos los militares retirados desde 2006 y los reservistas que hayan sido llamados desde finales de 2008 se presenten en los cuarteles de reclutamiento, una medida añadida a la atribución para gobernar por decreto que el lunes otorgó el Parlamento al presidente, Fuad Mebaza.
Las protestas y los disturbios salpican Túnez porque en varias de sus 24 regiones la población está disconforme con los nuevos nombramientos de gobernadores. Es a estas ciudades -Gafsa, Kasrine, El Kef, Sidi Bouzid- adonde regresaron los manifestantes que acamparon durante días ante la oficina del primer ministro, Mohamed Ghanuchi, para reclamar su renuncia. Ahora aseguran que los gobernadores tuvieron vínculos con el régimen de Ben Ali. En las ciudades de Gafsa y Kasrine forzaron su dimisión bloqueando carreteras.
No puede desaparecer de la noche a la mañana un régimen que contaba con un aparato político y paramilitar descomunal para la dimensión de Túnez. Pero los más altos cargos en las regiones deberán contar con la aprobación de la población. La poderosa Unión General Tunecina del Trabajo -un sindicato bastante desacreditado y ahora muy pendiente del pulso de la calle- pactó ayer con el Ejecutivo que todos los gobernadores que hayan tenido vínculos con anteriores Gobiernos deberán ser destituidos.
Pero también se escucharon ayer, por primera vez en varios días, disparos en el centro de la capital. La escasa presencia de policía en las ciudades tunecinas no hace sino agravar la situación. Es un cuerpo muy mal visto por la sociedad debido a su papel ejecutor de la represión durante los 23 años de mandato de Ben Ali. Desde que estalló la revuelta, el 17 de diciembre en Sidi Bouzid, se emplearon con dureza hasta el 14 de enero, último día del tirano en suelo tunecino. Fue el Ejército quien impuso el orden tras días de refriegas a tiros con cuerpos de seguridad leales a Ben Ali. Ahora tiene que redoblar esfuerzos, porque muchos agentes no acuden a las comisarías. El Ministerio del Interior tuvo que recordar a los policías que "deben ayudar a los ciudadanos cuando se encuentren en peligro". Y advirtió: "Si después de salir a cumplir una misión no regresan a su cuartel, serán considerados desertores".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.