Obama advierte al presidente egipcio que quiere una democracia sin cortapisas en Túnez
El presidente de Estados Unidos, Barak Obama, dejó claro el martes su afán de que Túnez sea una excepción democrática en el mundo árabe. Obama llamó por teléfono a su homólogo de Egipto, Hosni Mubarak, el jefe de Estado del país más poblado del mundo árabe cuyo régimen suscita hostilidad en amplios sectores de su población.
Estados Unidos, le dijo Obama a Mubarak, "hace un llamamiento a la calma y a que acabe la violencia" en Túnez, según señaló un comunicado de la Casa Blanca difundido en la madrugada del miércoles.
Washington insta también "al Gobierno interino de Túnez a respetar los derechos humanos y a celebrar unas elecciones libres y equitativas para satisfacer las aspiraciones del pueblo tunecino".
La presidencia egipcia no dio su versión sobre esa conversación telefónica, la primera de Obama con un jefe árabe desde que el presidente tunecino Zine el Abidine Ben Ali huyó del país el 14 de enero.
Desde el derrocamiento de Ben Ali las autoridades de Estados Unidos se han pronunciado casi a diario sobre Túnez. Demuestran así su gran interés por la transición en curso.
El principal consejero de Obama para la lucha antiterrorista, John Brennan, declaró el lunes en Argel que Estados Unidos "está dispuesto a ofrecer toda la asistencia necesaria al Gobierno de ese país [Túnez] para organizar, en un futuro cercano, elecciones justas y libres".
La única señal pesimista que partió de Washington fue la evacuación, el martes, de las familias de diplomáticos y funcionarios de Estados Unidos residentes en Túnez. Unas 70 personas fueron transportadas en avión de Túnez a Rabat.
El Departamento de Estado aportó su granito de arena al derrocamiento de Ben Ali. El 7 de enero su portavoz, Philip Crowley, reveló que, la víspera, el embajador de Túnez había sido convocado y, en el fondo, abroncado por la represión de las manifestaciones y la censura de Internet que practicaba el régimen.
El probable que la divulgación por Wikileaks de más de 600 cables de la Embajada de Estados Unidos en Túnez haya desempeñado un papel en la revuelta tunecina porque su contenido fue muy comentado, a escondidas, en el país.
Robert Godec que fue embajador en Túnez hasta 2009, dedicó varios informes a la corrupción en el entorno del presidente Bel Ali y, sobre todo, en la familia de su esposa, Leila Trabelsi. "Lo que es suyo es mío", fue el título que Godec dio a un largo análisis sobre la corrupción.
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