"México tiene un problema de rumbo, estamos extraviados"
Marcelo Ebrard Casaubón (Ciudad de México, 1959) no es solo el jefe de Gobierno del Distrito Federal, una de las urbes más grandes del mundo, sino también uno de los aspirantes a convertirse en candidato de la izquierda a la presidencia de la república en las elecciones de 2012. El otro es Andrés Manuel López Obrador, quien no reconoció su ajustada derrota en 2006, se autoproclamó presidente legítimo y desde entonces recorre México denunciando a "la mafia que se adueñó de México". El perfil de Marcelo Ebrard es bien distinto. No rehúye pagar el coste político de legalizar el aborto o las bodas homosexuales, pero advierte de que si la izquierda quiere llegar por primera vez a la presidencia "hay que contar con la clase media, no amenazar a todo el mundo y suscribir acuerdos puntuales con la derecha para derrotar el anacronismo del PRI". Ebrard inicia hoy en Madrid una visita oficial de dos días.
"En un país donde no hay una utopía no existe motivo para esforzarse"
"El origen del narco está en las demasiadas familias sin expectativas"
"No podemos permitir que la Iglesia determine la agenda pública"
"El PRI es un anacronismo político. Carece de ideología"
Pregunta. ¿Qué le pasa a México? El país vive entre las noticias de las matanzas del narcotráfico y una apatía social terrible. Da la impresión de que todo el mundo ha bajado los brazos.
Respuesta. El corazón del problema es la exclusión social. México es un país muy desigual en educación y en salud. La distribución del ingreso es escandalosa. Es de dar vergüenza. Todo el mundo discute sobre el narcotráfico, pero esto es un efecto, no una causa. El origen del problema es que hay demasiados jóvenes y demasiadas familias sin expectativas. Si más de la mitad de los jóvenes de Ciudad Juárez no va a la escuela, ¿qué se puede esperar entonces? Y también México tiene un problema de rumbo. Estamos extraviados. ¿Cuál es el rumbo de México? ¿Luchar contra el narcotráfico? Eso es necesario, hay que hacerlo, pero eso no entusiasma a nadie. Esa tiene que ser la agenda de un fiscal, no de un país...
P. ¿Y cómo se endereza el rumbo?
R. Con liderazgo político, invitando a la gente a una causa común, teniendo un sueño. Hagamos un sueño mexicano. En un país donde no hay una utopía no existe motivo para esforzarse. Y la obligación de la izquierda es proponer cuál es el sueño mexicano del siglo XXI. Lo más urgente es la educación. Tenemos que hacer posible que todos los jóvenes que quieran estudiar puedan hacerlo. Es una tragedia que cientos de miles de jóvenes se queden cada año en la calle por falta de escuelas o universidades. Esa puede ser la gran tarea nacional. Fíjese lo que hemos hecho en la Ciudad de México. Tenemos a 230.000 jóvenes becados -toda una generación- y hemos bajado la deserción escolar del 23% al 6%. Y esto, junto a otras medidas, incide de forma directa en los niveles de violencia. De los 32 Estados de México, en número de homicidios la Ciudad de México está en los puestos más bajos, en el 25. En cambio, en los Estados donde la desigualdad es muy grande hay más violencia. Y lo curioso es que esto nadie lo discute en México.
P. ¿Cuáles son esas medidas que funcionan en el Distrito Federal y que usted cree exportables al resto del país?
R. Lo que hemos hecho acá en la ciudad es hacer crecer los derechos de las personas. Tenemos el sistema de protección social más grande del país. Y eso básicamente significa que todo el mundo tenga acceso a la salud y a la educación. Además, estamos cuidando a los grupos de población. Tenemos una política de género muy agresiva, porque todavía somos un país con patrones de comportamiento muy misóginos. Y hemos reconocido la interrupción legal del embarazo, se ha reconocido el matrimonio de personas del mismo sexo... La izquierda mexicana tradicionalmente había eludido estos temas porque son muy conflictivos, pero esa es la función de la izquierda, si no, ¿qué izquierda es? Izquierda no polémica, izquierda que no es de fiar. La visión de ciudad que tenemos es la de una ciudad libertaria con derechos para todos. Lo hicimos y no pasó nada. No se cayó el mundo, no hubo diluvio...
P. Diluvio no hubo, pero la Iglesia lo quiere excomulgar...
R. Como ya hicieron con el cura Hidalgo [uno de los héroes de la Independencia]. Mire, aquí tengo su acta de excomunión... Está difícil llevarse bien con la Iglesia. La jerarquía de la Iglesia mexicana es la más conservadora del mundo, es la derecha de la derecha. Y nosotros no podemos asumir que ellos determinen la agenda pública. Si eso tiene un coste muy alto, pues se asume y ya está. Tiene que haber un límite al pragmatismo político.
P. Hablando de pragmatismo, la principal diferencia entre usted y López Obrador, el otro posible candidato de la izquierda a la presidencia en 2012, tiene algo que ver con el pragmatismo. Usted quiere aliarse con la derecha para derrotar al Partido Revolucionario Institucional (PRI) el próximo año en el Estado de México. López Obrador, de eso, no quiere ni oír hablar...
R. La diferencia entre nosotros es táctica. Él cree que tiene que ir la izquierda sola y yo creo que la batalla del Estado de México es crucial. Se trata del Estado más grande del país, con 14 millones de habitantes y donde ahora gobierna el candidato del PRI mejor colocado para las presidenciales de 2012. Además, es un Estado donde el PRI lleva gobernando 80 años. La experiencia de Sinaloa, Puebla y Oaxaca nos dice que juntos podemos ganarle al PRI en Estados donde ha sido hegemónico.
P. ¿Por qué esa obsesión suya con el PRI?
R. Porque el PRI es un anacronismo político. Carece de ideología. Ha pasado de la dictadura perfecta al camaleón perfecto. Si se hace una encuesta ahorita, la mayoría lo ve más a la derecha que el PAN. Es promotor de leyes antiaborto en 17 Estados de la república, avala medidas contra los trabajadores, va al Vaticano a pedir permiso. Solo ofrece volver a un pasado para ellos idílico de connivencia con los narcos y niveles de corrupción altos. El PRI es como una neblina que lo envuelve todo. Hay que despejar el ambiente democrático para que todo el mundo sepa quién es quién. Solo entonces la izquierda podrá llegar al poder.
P. ¿Se puede?
R. Se puede y se debe.
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