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Primera huelga general contra Zapatero

Cambio de retórica entre La Moncloa y los sindicatos

Claudi Pérez

El análisis del día siguiente a una huelga general suele parecerse al recuento de daños de una crónica de sucesos. Solo una cosa no cambia: la guerra de cifras, coronada con esa retórica beligerante entre los sindicatos y el Gobierno, ha sido siempre la divisa de todos los paros. ¿Siempre? Desde ayer, casi siempre.

El 20-J de 2002, Pío Cabanillas, portavoz del Gobierno de Aznar, declaró: "No ha habido huelga general". "Hoy no ha habido en España una huelga general", aseguró también Felipe González en 1985. En 1988, a pesar del paro casi total, el Ejecutivo inició la jornada hablando de una situación "casi normal", y en 1992 y 1994 los calificativos de González fueron calcados: "relativo fracaso" y "derrota" sindical.

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De la misma manera, la retórica de los sindicatos ha sido siempre similar, y siempre de lo más encendida: lo habitual es encontrar calificativos sobre la huelga en el reducido abanico que va desde el "clamor social" al "éxito rotundo".

En esta ocasión, sin embargo, tanto la preparación del paro como la huelga han estado marcadas por una retórica más comedida, tratando de minimizar los daños, con ambos bandos clavando saetas en el rival pero sin convertirlo en un San Sebastián. "La sensación es que esta vez Gobierno y sindicatos tratan de tender puentes, conscientes de que la huelga acaba pasando factura. Hay que ver hasta qué punto el Gobierno va más allá de la retórica", cierra el economista Santos Ruesga.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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