Sarkozy encaja su quinta huelga en lo que va de año
Manifestaciones multitudinarias, pese a un menor seguimiento en los trenes
Acosado por varios frentes (crisis con Europa a causa de la deportación de gitanos, secuestro de cinco franceses en Níger por terroristas islamistas y tres en Nigeria por vulgares piratas), Nicolas Sarkozy vivió ayer una nueva jornada convulsa. Los sindicatos franceses llevaron a cabo su quinta jornada de huelgas y protestas callejeras en lo que va de año (la segunda en menos de 15 días) para forzar al Gobierno a que retire su polémica reforma de las pensiones, que prevé retrasar la edad legal de jubilación. No se paralizó el país (ni siquiera París) pero, según los sindicatos, las manifestaciones reunieron en Francia a casi tres millones de personas, 300.000 más que en la anterior protesta, el 7 de septiembre.
El Ministerio del Interior rebajó mucho esa cifra, hasta los 997.000. Y lo que es más importante, menos que los 1.120.000 manifestantes que este ministerio contó el 7 de septiembre. Hasta ahora, había reconocido que cada manifestación crecía con relación a la anterior. Hasta ahora. Es decir, a ojos del Gobierno, el movimiento de protesta tocó techo hace dos semanas, comienza a desgastarse y a desfallecer. A su favor se cuenta el ligero menor seguimiento de la huelga en los trenes, por ejemplo. Los sindicatos, sin embargo, consideraron que la jornada fue un éxito completo. Bernard Thibault, secretario general del sindicato mayoritario CGT, avisó: "Si Sarkozy no escucha, habrá nuevas movilizaciones".
La manifestación de París reunió a muchos sindicalistas, a muchos funcionarios (profesores de instituto, de colegios, de universidad, médicos y trabajadores de los hospitales...), a muchos jóvenes, casi adolescentes, que, con una pegatina que rezaba "60 años, mi libertad", expresaban ya su temor por su jubilación futura. También acudió otra mucha gente: Jérôme Sagoin, un empleado de una empresa textil, aseguraba al paso de la manifestación parisina por el bulevar Saint-Michel: "No soy sindicalista, ni siquiera muy político. Pero esta es mi tercera manifestación este año. No vengo solo por lo de las jubilaciones: vengo porque no me gusta la injusticia y el racismo que propugna este Gobierno".
Los sindicatos decidirán hoy cómo continuar. La reforma prevé retrasar la edad legal de jubilación de 60 a 62 años, y de 65 a 67 años la edad a la que deberán pasar al retiro los asalariados que, no habiendo cotizado todo el tiempo preceptivo, quieran jubilarse con la pensión completa. El calendario corre en contra de los sindicatos: el 5 de octubre, el Senado comenzará a debatir la nueva ley, que ya ha sido aprobada por la Asamblea Nacional. Será muy difícil que Sarkozy ceda: hundido en los sondeos, vapuleado dentro y fuera de Francia, el presidente ha hecho de la reforma una cuestión de principios. Los ocho sindicatos convocantes lo saben. Algunos de ellos, esperan contraprestaciones. Una de ellas, consiste en que las mujeres queden exentas de tener que jubilarse a los 67 años para cobrar la pensión máxima.
Más de 300 vuelos entre España y el resto de Europa fueron cancelados a causa de la huelga.
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