Acoso a los diputados árabes israelíes
La erosión de las relaciones entre la minoría árabe israelí y la mayoría judía del país se ha convertido en la enésima víctima colateral del mortífero ataque del Ejército a la flotilla de la libertad. Ambas comunidades, que hace años se dan la espalda, corren ahora el riesgo de perder uno de los escasos espacios de cierta convivencia: el Parlamento israelí. Allí, la brecha entre diputados judíos y árabes se ha dilatado en los últimos días a raíz de la participación de Hanin Zoabi junto a otros árabes israelíes en el convoy humanitario. A la pelea -física- de la semana pasada en el hemiciclo le siguió ayer una encendida sesión que culminó con la recomendación de retirar parte de los privilegios parlamentarios a Zoabi. Así lo aprobó ayer una comisión de la Kneset, que acusa a la diputada de la izquierda nacionalista árabe de "traición". El derecho a salir de Israel en cualquier momento y la pérdida del pasaporte diplomático son algunos de los privilegios que ahora penden de un hilo para Zoabi.
Mientras que los cerca de 700 activistas de la flotilla han sido enviados a sus países y puestos en libertad sin cargos, Zoabi debe enfrentarse a una investigación criminal, según informó la comisión de la Kneset.
"La lealtad es primordial para nuestro partido. Esa mujer representa a organizaciones terroristas", indicó ayer a este diario Anastasia Michaeli, en su despacho de la Kneset. Michaeli, que no dispone de prueba alguna de sus acusaciones, fue la diputada de ultraderecha que el pasado miércoles se tiró al cuello de Zoabi.
"[Las iniciativas en contra de Zoabi] reflejan una tendencia cuyo objetivo es silenciar a los árabes", sostenía ayer en su editorial el diario Haaretz. Los árabes israelíes, que suman el 20% de la población, denuncian un trato discriminatorio.
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