Cameron avisa de que Reino Unido se enfrenta a una escalada de la deuda
El pago de intereses ascenderá a 85.000 millones en 2015 si no se toman medidas
Reino Unido debería destinar en 2015 unos 70.000 millones de libras (85.000 millones de euros) a pagar los intereses de la deuda pública si no se aprueban ahora medidas para sanear las cuentas del Estado. Así lo reveló ayer el nuevo primer ministro, el conservador David Cameron, en un alarmista discurso pronunciado ante un foro de estudiantes en Milton Keynes.
Ese dato, que nunca antes quiso ser hecho público por el Gobierno precedente, del laborista Gordon Brown, fue de hecho la única novedad de una intervención del primer ministro que forma parte del denso proceso de preparación de la opinión pública británica para los recortes que se avecinan. Cameron echó mano de la retórica crecientemente catastrofista con que los conservadores esperan atenuar posibles protestas sindicales y de la opinión pública advirtiendo que el ajuste "va a afectar a nuestra economía, a nuestra sociedad y desde luego a nuestra forma de vida".
El ajuste "va a afectar a nuestra forma de vida", dice el primer ministro
La situación es peor de la que se esperaba, dice el nuevo Gobierno
Las advertencias sobre el nivel del recorte han ido creciendo día a día desde que tomó posesión el nuevo Gobierno de coalición, aunque las únicas cifras que se conocen son las que circularon durante la campaña electoral para las elecciones del pasado 6 de mayo: un ajuste de 6.200 millones de libras (7.500 millones de euros) para el actual ejercicio fiscal. Hace unos días, el Tesoro desveló el reparto de ese ajuste en cada uno de los departamentos ministeriales. El ministro del Tesoro y canciller del Exchequer, George Osborne, dará hoy nuevos detalles de ese reparto, antes de aprobar un mini presupuesto de urgencia el próximo día 22. También anunciará la adopción del modelo aplicado por Canadá en 1994 para reducir el déficit público, obligando a cada ministerio a justificar ante los demás sus previsiones de gasto partida a partida.
Pero la verdadera prueba de fuego llegará en otoño, cuando la coalición de conservadores y liberal-demócratas publique sus prioridades presupuestarias a tres años vista.
Las cifras globales de ese ajuste se conocen solo de forma oficiosa. Fueron publicadas el pasado 28 de abril por el Instituto de Estudios Fiscales a partir de los programas electorales de cada partido. Entonces se estimó que, de llegar al Gobierno, los conservadores recortarían los escenarios presupuestarios del Ejecutivo saliente en unos 71.000 millones de libras anuales (86.000 millones de euros). Debido a su empeño en basar esa reducción del gasto público en recortes de gasto más que en subidas de impuestos, el instituto definió el proyecto tory a cinco años como "un ajuste sin precedentes desde la II Guerra Mundial".
Cameron no dio ayer pistas sobre ese recorte, cuyas cifras finales dependen de los efectos presupuestarios del pacto de coalición firmado por conservadores y liberal-demócratas. Su mensaje de ayer fue sobre todo político y, a pesar de su retórica más agresiva, no dijo nada que no hubiera dicho durante la campaña electoral o durante sus primeros días en el Gobierno. Quizás otra novedad es que nunca hasta ahora había sido tan directo al enfatizar que el recorte "se ha hecho aún más urgente debido a la crisis de la deuda soberana en la zona euro en los últimos meses". Un argumento al que sí habían recurrido los liberal-demócratas para justificar su apoyo a los recortes desde que están en el Gobierno, en contraste con su posición contraria durante la campaña electoral.
El primer ministro aseguró que la situación es peor de lo que esperaba y que los datos se conocerán en los próximos días, cuando la recién creada Oficina de Responsabilidad Presupuestaria publique sus primeras previsiones de crecimiento. Se espera que estas previsiones recorten los actuales pronósticos de que el PIB crecerá un 3,25% en 2011.
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