De 45 cajas a 22... y bajando

Hace un par de años, formular alguna pregunta en Cataluña sobre la necesidad de fusiones entre cajas de ahorros causaba en el sector una incomodidad similar a la que generaba un año antes hablar de la burbuja inmobiliaria. El consejero delegado del Banco Sabadell, Jaume Guardiola, dijo en 2008 "a título personal" que le parecía "inevitable" un proceso de concentración entre cajas en España, dadas las dificultades de la crisis, y la patronal catalana de cajas le replicó en un comunicado que "un número mayor de operadores refuerza la oferta en el mercado y amplía la capacidad de elección, y también aumenta la competencia".

Cada día -y cada año- tiene su afán. Hoy hay 34 cajas involucradas en 11 operaciones de concentración que, si fructifican, reducirán el número de entidades de ahorro de 45 a 22, y el sector financiero da por descontado que se trata solo de la primera ronda de fusiones. La segunda ola podría dejar la cifra total de cajas en 15, cuando hasta ahora solo Cataluña concentraba una decena.

La Caixa y Caja Madrid mantienen la primera y segunda plazas

El Gobierno espera que las 'fusiones frías' resulten casi irreversibles

Las dos grandes, La Caixa y Caja Madrid, entraron ayer por primera vez en el baile de las uniones con un claro papel de apagafuegos. Mientras la catalana negocia la absorción de Caixa Girona, la madrileña estudia incorporar a cinco pequeñas: Caja Insular de Canarias, Laietana, La Rioja, Ávila y Segovia. Este segundo grupo se decanta por una llamada fusión fría o virtual (sistema institucional de protección, SIP), una fórmula alternativa a la fusión que permite compartir riesgos y solvencia.

Estos movimientos no alterarán los dos primeros puestos del ranking, ya que la entidad presidida por Isidro Fainé mantendría su liderazgo (279.688 millones de euros en activos, el 21% del total del sector) y la presidida por Rodrigo Rato seguiría segunda (227.561,6 millones, el 17,5% de todos los activos de cajas).

El tercer grupo, a gran distancia (ver cuadro), lo formarán la CAM, Caja Castilla-La Mancha (intervenida), Cajastur, Cantabria y Extremadura, en una operación de SIP liderada por Cajastur que requerirá 1.600 millones en ayudas públicas.

El Gobierno obliga a que este tipo de fusiones frías duren un mínimo de 10 años. El objetivo final, según comentan fuentes del sector, es que los SIP resulten lo más estables posible, difíciles de revertir, y favorezcan una futura fusión definitiva. Las SIP deberán mutualizar un 40% de sus beneficios y comprometer para su solvencia la misma proporción de recursos propios.

Caixa Catalunya, Tarragona y Manresa también han pactado su unión (ayudas de 1.250 millones), en la que es una de la dos fusiones intrarregionales catalanas, junto con la protagonizada por Caixa Sabadell, Terrassa y Manlleu, hoy rebautizadas como Unnim (380 millones de ayuda).

Caja Navarra (CAN), General Canarias y Caja Burgos están en proceso de formar Banca Cívica sin rescate del FROB; mientras que CajaSol y Caja Guadalajara negocian unirse en una fusión también sin ayudas. La andaluza Unicaja, tras el fiasco de unirse a Cajasur, ahora intervenida por el Banco de España, ha absorbido Caja Jaén sin apoyo económico FROB.

Y después de meses de refriega política y disputas personales, las gallegas Caixa Galicia y Caixa Nova avanzan hacia su fusión, en la que la caja viguesa ha hecho valer su mejor situación. Asimismo, Caja España y Caja Duero también ultiman su boda (525 millones de ayuda).

Además, la catalana Caixa Penedès, la de Baleares Sa Nostra, Cajamurcia y la andaluza Caja Granada mantienen "estrechas conversaciones" para constituir otra alianza SIP.

Las últimas medidas de endurecimiento en la política de provisiones decidida por el Banco de España -la morosidad del ladrillo se acorta a un año- complica la vida de las cajas más débiles y les empuja más que antes a cualquier concentración.