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La reestructuración del sistema financiero

El Banco de España lanza un aviso para que se aceleren las fusiones

Casi 30 cajas analizan operaciones pero muchas se resisten a cerrar acuerdos

Han pasado casi tres años desde el inicio de la crisis; dos años desde la quiebra de Lehman Brothers, y uno desde que se aprobó el fondo de rescate de entidades financieras (FROB). Y aún hay cajas (y políticos autonómicos) que parecen no entender que los tiempos han cambiado definitivamente en el sistema financiero, tanto nacional como internacional.

El Banco de España reconoce cierta frustración para remover los obstáculos que frenan las fusiones. Lo ha intentado, pero con relativo éxito hasta ahora. Los cálculos de algunos expertos hablan de que quedan entre 20 y 25 entidades, tras la desaparición de unas 20. También consideran que, tras esta primera oleada, llegará una segunda, donde no queden más de 15. Hasta ahora hay unas 30 entidades que analizan operaciones, que representan el 45% de los activos del sector. Sin embargo, el tiempo pasa y no acaban de rematarse las operaciones.

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La Comisión Europea ha lanzado avisos serios de la necesidad de reducir el número de cajas para fortalecer al sector, que necesitará entidades con más capital y tamaño en el futuro. Estos organismos empujaron al presidente Zapatero y al líder del PP, Mariano Rajoy, a que mantuvieran una reunión en La Moncloa que terminó con el compromiso de favorecer las operaciones entre cajas.

Pero estos mensajes chocan con la resistencia de algunos directivos de cajas, que se resisten a perder su cuota de poder regional, y de los poderosos gobiernos autonómicos. Algunos barones consideran a las cajas como prolongaciones de sus consejerías de Economía e Industria y no están dispuestos a que salgan de su región mediante la fusión con una caja de otra comunidad autónoma. Por eso han forzado uniones dentro de su comunidad autónoma, incluso en contra de la opinión del organismo que dirige Miguel Ángel Fernández Ordóñez, como sucede en Galicia.

El Banco de España ha utilizado las provisiones para fortalecer la solvencia y castigar la cuenta de resultados. Es una forma de empujar y vencer resistencias. Pero no ha querido excederse porque las intervenciones son disparos caros, que pagan los contribuyentes. Además, tienen un impacto muy elevado en los mercados financieros internacionales, y más ahora que cualquier detalle puede provocar una tormenta. Precisamente por esta circunstancia, algunas cajas creían que el supervisor estaba atado de pies y manos y no se atrevería a intervenir ninguna entidad. "El Gobierno no se puede permitir ese lujo. Zapatero no dejará que lo haga ahora, cuando lucha por recuperar la imagen de solvencia financiera", comentaba hace unos días un ejecutivo del sector.

Sin embargo, en la madrugada del sábado lo hizo. Es cierto que Cajasur se lo puso fácil porque estaba en una flagrante situación irregular y no podía dejar que la Iglesia se saliera con la suya. Aun así, el supervisor alargó todos los límites establecidos.

Cajasur es un aviso a los navegantes: el que no pida las ayudas antes del 15 de junio lo tendrá muy difícil, dicen en el Banco de España. Tendrán que pasar un examen individual en Bruselas, lo que puede suponer un proceso más largo y complejo. Pero sólo quedan tres semanas. "Demasiado poco tiempo", dice un experto, "pero se están moviendo procesos importantes".

El primero que cita es el de la BBK y la Caja del Mediterráneo (CAM), que formaría la tercera caja española. "Hace unas semanas era impensable que el PNV y el PP de Alicante se pudieran sentar para analizar esta operación. Hoy no. La crisis va en serio y será larga. Cajas que ahora no necesitan ayudas, estarán débiles dentro de unos meses", comenta un consultor financiero.

BBK y CAM negocian crear un Sistema Institucional de Protección (SIP), conocido como fusión fría porque permite mantener los consejos de administración y las redes de oficinas. La fusión de las cuentas de resultados se realiza en un banco, que actúa como holding. No obstante, esta fórmula se va cerrando a medida que pasa el tiempo y cada vez es más difícil volver atrás la operación.

El SIP más desarrollado es el de Caja Navarra, CajaCanarias y Caja Burgos, que formarán Banca Cívica. En unas semanas estará casi cerrado. Es posible que Caja Ávila y Caja Segovia se incorporen a Banca Cívica.

CajaSol y Caja Guadalajara también negocian un SIP. La entidad manchega atraviesa una situación límite. El auditor cree que si no se une a CajaSol no se puede asegurar que tenga viabilidad futura.

Unicaja, que ha fracasado por el momento con Cajasur, ya tiene casi cerrada la absorción de Caja Jaén, una muy pequeña entidad.

El caso ya mencionado de Galicia ha sido muy llamativo: Caixa Galicia y Caixanova negocian su fusión, que exigiría pedir unos 1.164 millones al FROB. Las negociaciones han durado meses, donde las luchas personales y políticas han tenido todo el protagonismo.

Otra de las operaciones más relevantes, por el peso de su protagonista, ha sido la fusión de Caixa Catalunya, Caixa Tarragona y Caixa Manresa. Las tres entidades pedirán al FROB 1.250 millones.

También en Cataluña se unirán las cajas comarcales de Terrassa, Sabadell y Manlleu, bautizado Unnim, del que se ha descolgado Caixa Girona, para consternación de la Generalitat y del propio supervisor. Unnim pedirá 380 millones al fondo de rescate.

Otra fusión que se ha tardado en gestarse más de lo razonable ha sido la de Caja España y Caja Duero. Las ayudas ascienden a 525 millones. Además, hay posibles SIP entre los que están Caja Cantabria, Cajastur, Caja Badajoz, así como otro en el que podrían agruparse la CAI, Caja Rioja y Caja Insular de Canarias.

La mayor incógnita es Caja Madrid, cuyo movimiento es básico para la reordenación y para su salida.

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