"La reestructuración de la deuda griega es inevitable"
Dicen los analistas que si en esta crisis no se han repetido los errores que llevaron a la Gran Depresión en los años treinta es porque ésa era la especialidad académica de muchos responsables económicos, como el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke. También lo es Douglas Irwin (Michigan, 1962), que es un firme defensor del libre comercio y que descarta un auge proteccionista como sucedió entonces. Esta semana ha expuesto en una conferencia cómo España se libró de la Gran Depresión, pero no se va a librar de esta crisis.
Pregunta. ¿Por qué esa tesis?
Respuesta. Ha habido mucha discusión sobre los paralelismos entre la crisis de los años treinta y la actual. España evitó aquella crisis mientras que en EE UU el PIB se desplomó y el paro superó el 25%. La causa fue principalmente que España no formaba parte del patrón oro y no tenía, por tanto, un tipo de cambio fijo, que conlleva no tener una política monetaria independiente. Eso es lo que le sucede ahora a España. EE UU entonces sí estaba sujeto al patrón oro y hoy la Reserva Federal ha respondido bajando dramáticamente los tipos de interés
"Hay cosas mucho peores que el 5% de inflación cuando hay tantos riesgos"
"No parece que haya cambiado el patrón de consumo en EE UU"
"El BCE no ha bajado los tipos todo lo que España hubiera necesitado"
"A España le esperan tiempos duros, los salarios tienen que bajar"
P. El BCE también lo ha hecho.
R. Sí, pero no tanto como España hubiera necesitado. La parte negativa de estar en el euro es que no puedes fijar tus tipos de interés y tampoco puedes devaluar tu moneda para llevar a cabo una devaluación e impulsar tus exportaciones.
P. Entonces ¿qué cabe hacer?
R. Hay pocas políticas a utilizar en medio de una recesión. Las principales son la política monetaria, que ya no puede ir mucho más allá, y la política fiscal, que ya está casi agotada. Por eso España se encamina a tiempos duros. La única alternativa es que los salarios bajen, que los precios bajen y que las exportaciones tomen las riendas del crecimiento. En España los sueldos han crecido con rapidez y la productividad no, de ahí que la posición competitiva con la UE y con el resto del mundo se haya reducido.
P. Vamos, el mismo camino que Irlanda, Grecia...
R. No sé lo suficiente de España como para juzgar, pero lo que sí que es cierto es que cuando careces de política monetaria el ajuste salarial es muy difícil y muy duro socialmente. Entre Irlanda y Grecia hay grandes diferencias y presumo que España estará en una posición intermedia, aunque no sé cómo de militantes son los sindicatos ni cómo aceptará la gente ese tipo de ajuste. Si España todavía tuviera la peseta y hubiera perdido un 20% de su valor, eso supondría una rebaja efectiva del salario, porque los precios serían mayores y la inflación también.
P. ¿Es la única alternativa?
R. Otra opción, que no está bajo control del Gobierno, es que el BCE llevara a cabo una política monetaria más inflacionista. Eso supondría que, con una congelación salarial en España y una subida de los sueldos en Francia o en Alemania, mejoraría la posición competitiva de España y sería algo parecido a una devaluación. Y yo creo que es más fácil tener una congelación salarial que un recorte. Claro que el problema es que España sólo representa un voto en el BCE y, claramente, los alemanes no están dispuestos a tener más inflación. Eso lo hace, de nuevo, más difícil para España.
P. Es la misma tesis del FMI.
R. Desde el punto de vista de EE UU hay cosas mucho peores que un 5% de inflación o incluso un 6% cuando lidias con una crisis económica de esta magnitud. De hecho, EE UU tenía una inflación del 4% antes de la crisis y creo que la gente lo había asumido y no había presiones para rebajarlo al 0%. Hay cierto consenso de que aún hay riesgos de deflación, sin duda en España pero también en otros lugares, pero los alemanes son tan duros con ese tema que no cuadra con los intereses de toda la zona euro. Y el coste de una cierta inflación no es tanto cuando hablamos de unas tasas de paro como las actuales o de unas caídas del PIB tan abultadas.
P. Dado que ésa no es una opción, ¿deberían algunos países plantearse abandonar el euro?
R. Eso sería tan negativo que la simple idea de que pudiera llegar a producirse un abandono provocaría una quiebra del sistema bancario. Todo el mundo querría sacar sus euros para evitar que se los cambiaran a la nueva moneda devaluada y es tan difícil planear algo así que no se podría llevar en secreto. Y para entonces los depósitos habrían huido de los bancos.
P. ¿Las medidas aprobadas evitarán que el euro se rompa?
R. Creo que el paquete que acaba de anunciar la UE simplemente se limita a ganar tiempo para Grecia y otros países, pero sería un error interpretarlo como una posibilidad para continuar con las mismas políticas porque eso llevaría a una crisis aún mayor de la UE. En todo caso, creo que el escenario más probable es que Grecia tenga que reestructurar parte de sus deudas. Y con suerte eso se podrá acordar de manera ordenada y no se pondrá en riesgo al sistema financiero europeo, que es la verdadera amenaza. Pero es casi inevitable que eso pase porque la carga de la deuda griega es enorme.
P. ¿De ahí el castigo al euro?
R. Lo más probable es que el euro se siga debilitando, pero eso sería positivo. Una forma de que los países con problemas de deuda pueden salir de este lío es mediante el crecimiento económico y el comercio exterior puede ser el camino a seguir. Si la recuperación en EE UU se asienta y vuelve a importar puede ofrecer una oportunidad para estos países.
P. Así que confía en que los consumidores americanos vuelvan al camino de siempre.
R. En EE UU hay muchas esperanzas de que la crisis produzca grandes cambios estructurales. Pero en este comienzo de la recuperación no parece que la tasa de ahorro esté creciendo sino que en los dos últimos meses el consumo ha vuelto a superar el nivel de ingresos, lo que significa que volvemos a los viejos patrones.
P. ¿Cuál debería ser la principal lección de esta crisis?
R. El principal cambio que vamos a tener es que la UE va a saber ante el futuro cómo responder a estas crisis y qué es lo que hay que hacer para poder actuar de forma decisiva. Para EE UU, la UE ha estado dudando durante demasiado tiempo y retrasando las decisiones. En la Reserva Federal un equipo de tres personas toma decisiones con inmediatez y en el BCE son 18 personas. Las cosas se producen con tanta premura que no se puede esperar hasta la reunión del mes siguiente para decidir.
P. ¿Hay riesgos de que se desaten las tensiones proteccionistas?
R. La ausencia de un modelo como el patrón oro marca de nuevo la diferencia con la Gran Depresión. Los países que estaban sujetos a ese patrón no podían utilizar la política monetaria y no querían utilizar la política fiscal para afrontar la crisis, de ahí que adoptaran la protección de sus mercados como fórmula para combatir la recesión. Ahora ese riesgo existe pero no me preocupa con exceso porque no pienso que EE UU vaya en esa dirección, y creo que las reglas de la OMC crean un marco fuerte, que está siendo básicamente respetado por los países.
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