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El plan de ajuste económico amenaza la estabilidad del Gobierno griego

Los drásticos recortes abocan al país a un Ejecutivo de unidad nacional

María Antonia Sánchez-Vallejo

La respuesta del Gobierno griego a la crisis financiera -el draconiano plan de ajuste que el miércoles aprobó el Parlamento- ha provocado una tormenta política que añade inestabilidad a un país asomado "al borde del abismo", según definición del presidente del país, Karolos Papulias.

La aprobación de las medidas anticrisis ha demostrado también que no basta una mayoría absoluta como la del primer ministro, Yorgos Papandreu, para tener todas las bazas en la mano. Al contrario, ha devuelto una situación explosiva, la que desde hace meses vive el país entre disturbios y huelgas sin fin, a su cauce habitual, la gresca política. El duro ajuste ha abierto asimismo un escenario de crisis en el que muchos aventuran, en los próximos meses, la formación de un Gobierno de coalición capaz de hacer frente a años de penuria económica e inquietud social, cuando no de violencia como la que el miércoles costó la vida a tres empleados de un banco de Atenas tras el ataque con cócteles molotov de un grupo de encapuchados.

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"El panorama político va a cambiar mucho de aquí a finales de año. El escenario más probable para el verano es un Gobierno de coalición o unidad nacional, porque las medidas son demasiado salvajes para un Gobierno monocolor. Lo resquebrajarían", opina Kostas Pliakos, editor del diario derechista Eleutheros Typos.

Aunque Atenas haya cumplido con Bruselas y el FMI -espera recibir el primer tramo de la ayuda de 110.000 millones de euros antes del día 19-, los partidos políticos griegos, como alumnos díscolos de una escuela fuera de control, abrieron el miércoles durante el debate sobre el plan de ajuste una nueva caja de Pandora.

El paquete anticrisis fue aprobado por 157 de los 160 diputados del Movimiento Socialista Panhelénico (Pasok), del primer ministro Papandreu, que goza de mayoría absoluta en un Parlamento unicameral de 300 escaños. Los tres restantes se abstuvieron y fueron inmediatamente expulsados del partido. Aunque ese número, 157, suponía un apoyo suficiente para sacar adelante la ley, tanto debió calar la apelación de Papandreu a la "responsabilidad nacional" de las fuerzas políticas que le llovieron votos favorables desde otros flancos. Alguno más, incluso, de lo que los duros de su partido pueden encajar sin traumas.

El que más ríos de tinta ha hecho correr ha sido el de la parlamentaria y ex ministra de Exteriores Dora Bakoyani, de Nueva Democracia (centro-derecha, principal partido de oposición), a la que el líder de su formación, Antonis Samaras, tardó 30 segundos en expulsar tras respaldar el plan del Gobierno. La tránsfuga de lujo, uno de los líderes naturales del centro-derecha y enemiga confesa de Samaras, analiza la creación de un nuevo partido, en esa recomposición del mapa político que muchos ven inevitable por efecto de la crisis y del desgaste que implica la imposición de recortes en sueldos y pensiones. "Grecia retrocederá hasta los años cincuenta en cuestiones laborales y sociales. La población no va a poder hacer frente, por un lado, a la subida del IVA, y por otro, a la congelación de salarios y pensiones. Porque este es un país europeo en los precios, pero balcánico, por no decir africano, en los ingresos", asegura Ilias Vretakos, vicepresidente de la Unión de Sindicatos de Funcionarios, una de las dos principales confederaciones del país.

Además del voto de Dora Bakoyani -hija del ex presidente Konstantinos Mitsotakis, lo que demuestra una vez más que la política en Grecia es un asunto de clanes-, respaldaron el plan los 15 diputados de Laós,

cuarta fuerza política del arco parlamentario. Yorgos Karatsaferis, líder de Laós, señaló que votaron a favor del plan del Gobierno "para salvar al país", en línea con el llamamiento a la responsabilidad de Papandreu.

El contenido del plan de ajuste, al que todos en Grecia se refieren con calificativos que no bajan de "salvaje" o "draconiano", ha profundizado la brecha existente en el seno del Pasok entre el aparato y los gestores; entre ideología y pragmatismo. En el punto de mira de la vieja guardia socialista se halla el ministro de Economía y principal artífice del plan anticrisis, Yorgos Papakonstaninu, a quien un diario ateniense ridiculizaba ayer en su portada con la frase: "¿El Estado? El Estado soy yo".

Unos manifestantes lanzan adoquines a las puertas del Parlamento, en Atenas, el miércoles.
Unos manifestantes lanzan adoquines a las puertas del Parlamento, en Atenas, el miércoles.EFE

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