Un familiar práctico y original
El nuevo Opel Meriva crece en tamaño y puede cumplir como coche único - Estrena un diseño más estilizado y un sistema de puertas opuestas que facilitan el acceso - Desde 15.000 euros
La segunda generación del Meriva, el monovolumen pequeño de Opel, ya no es tan pequeño y puede cumplir sin agobios como coche único familiar. Mantiene la flexibilidad interior del modelo anterior, pero ahora ofrece una carrocería más atractiva y un habitáculo más amplio y bastante más refinado. La base mecánica también crece -aprovecha la del monovolumen compacto Zafira- y se aprecia al volante, porque el nuevo familiar de Opel permite viajar con el aplomo y confort de coches más grandes.
El Meriva 2010 llegará en junio con tarifas desde 15.000 euros. Sus puertas de apertura opuesta le distinguen de otras propuestas similares y, aparte de aportar un toque original, facilitan el acceso: dejan más hueco libre para pasar y son muy útiles para que los pasajeros de delante puedan atender a los de atrás sin tener que dar la vuelta alrededor de la puerta posterior de su lado, por ejemplo para fijar a los niños en su sillita o para ayudar a subir y bajar a los mayores.
Incluye de serie el control de estabilidad ESP y propulsores de 75 a 140 CV
Con 4,28 metros de longitud (4,04 antes), el nuevo Meriva se sitúa entre los monovolúmenes pequeños de unos cuatro metros de largo (C3 Picasso, Note, Grand Modus...) y los compactos (Scenic, C4 Picasso, C-Max...) que miden en torno a 4,5. Ahora tiene una carrocería más baja, afilada y atractiva, y un interior que destaca por su calidad: los asientos, volante, salpicadero y paneles laterales son casi idénticos a los de los Astra e Insignia, que son los Opel más modernos y cuidados.
La habitabilidad es muy similar a la de los monovolúmenes compactos de cinco plazas, con una diferencia: ofrece una anchura interior más limitada para acomodar a tres adultos atrás. Pero, por lo demás, no hay inconvenientes, porque tanto la altura como el espacio para las piernas son notables. Además, y como en el primer Meriva, la plaza trasera central puede plegarse para recolocar las dos laterales y ganar espacio, una solución que refuerza el confort cuando sólo viajan dos ocupantes atrás.
El maletero cumple también en el uso familiar: tiene 400 litros y al abatir los asientos posteriores se crea un plano de carga de 1,6 metros de profundidad. Y para los aficionados al ciclismo hay un soporte muy práctico, que va integrado en el parachoques trasero, sale como un cajón y permite llevar dos bicicletas.
La paleta mecánica contempla tres motores de gasolina y otros tres turbodiésel. Los primeros son todos 1.4: un atmosférico de 100 CV (6,1 litros y 15.000 euros) y dos turbo con 120 CV (6,1 y 17.125) y 140 CV (6,7 y 19.550) que mueven bien el peso y funcionan con suavidad. En turbodiésel hay un 1.3 CDTi de 75 CV (4,9 litros y 16.000 euros) y un 1.7 CDTi de 100 CV con cambio automático de seis marchas (6,4 y 19.575). La gama se completará a la vuelta del verano con otros dos 1.7 CDTi, con 110 y 130 CV y cambio manual de seis relaciones.
Como sucede casi siempre, también se encuentran aspectos mejorables. Así, aunque toda la gama viene de serie con el control de estabilidad ESP, el equipamiento es el aspecto menos logrado del nuevo Opel. Y es que el acabado básico Essentia sólo incluye airbags frontales, deja como opción elementos habituales como los airbags laterales y el radio CD, y no puede incorporar sistemas de seguridad elementales, como cinturones con pretensores y asientos con reposacabezas activos. La terminación intermedia Enjoy (1.325 euros más) lleva ya todo esto y añade detalles fundamentales como seis airbags, aire acondicionado y ordenador.
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