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Elecciones en Reino Unido | Los partidos políticos

La falta de mayoría absoluta frustra a David Cameron

El líder conservador no ha barrido pese al desgaste laborista

Hay dulces derrotas y amargas victorias. La de ayer de David Cameron fue una victoria amarga. No sólo porque no consiguió hacerse con la mayoría absoluta, sino porque es difícil creer que, tras dos años liderando los sondeos, con ventajas de más de 20 puntos, no consiguiera barrer del mapa a un Gobierno desgastado por 13 años en el poder, la recesión más grave desde 1945 y un primer ministro muy impopular.

Pero las victorias amargas no dejan de ser victorias y Cameron tiene la oportunidad de gobernar. De que lo consiga o no dependerá en gran medida la estabilidad en el seno del Partido Conservador, donde sectores muy amplios han aceptado su liderazgo con más resignación que entusiasmo.

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Cameron ofrece un pacto a los liberales

En términos electorales, el problema de Cameron ha sido la fortaleza de los liberal-demócratas. Aunque Nick Clegg ha conseguido un resultado inferior al que pronosticaban las encuestas, ha acaparado un 23% de los votos, mejorando en un punto el resultado que obtuvieron los liberales en 2005. Si Cameron hubiera tenido como rival sólo a Gordon Brown, los conservadores estarían ahora celebrando una victoria por mayoría absoluta y David y Samantha Cameron habrían dormido anoche en Downing Street.

Tanto si acaba consiguiendo el Gobierno como si no, el liderazgo de Cameron no parece amenazado. Si gobierna, por razones obvias. Y, si tiene que seguir en la oposición, porque no parece probable que una coalición entre laboristas y liberal-demócratas con Brown al frente pueda durar más de un año: el tiempo necesario para reformar la ley electoral y convocar nuevas elecciones.

Cameron empezó bien la campaña, imponiendo sus puntos de vista sobre la economía. Pero su tropiezo en el primer debate pareció dejarle noqueado durante varios días. Desde entonces ha ido de menos a más y, tras empatar el segundo debate, consiguió proyectar la sensación de tener madera de primer ministro en la tercera confrontación televisada.

En los últimos días destiló una imagen de ganador que quizás le ha perjudicado porque ha podido alentar el voto de muchos simpatizantes laboristas que pensaban que, con la irrupción de Clegg, los conservadores no iban a conseguir la mayoría absoluta.

A pesar de su corta victoria, Cameron le ha dado la vuelta a la composición del Parlamento. Ha conseguido aumentar en casi un centenar el número de diputados conservadores y recortar en más de 90 el número de diputados laboristas. Y ha logrado un trasvase de votos de laboristas a conservadores, el llamado swing, del 5%. Lejos del 10% que consiguió Tony Blair en 1997, pero muy cerca del 5,2% con el que Margaret Thatcher ganó sus primeras elecciones, en 1979.

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