Brown aún puede convertir en victoria su derrota en las urnas
Los laboristas esperan al fracaso del pacto 'tories'-liberales
Paradojas de la política, los laboristas perdieron anoche más de 90 diputados y sufrieron la humillación de ver cómo el Partido Conservador se convertía en el más votado en el conjunto del país y el mayor grupo parlamentario en la Cámara de los Comunes; pero el de momento primer ministro Gordon Brown tiene motivos para el consuelo y la oportunidad de convertir en victoria política su derrota en las urnas.
Hace seis meses, Brown parecía condenado a una humillación mucho mayor: todo el mundo creía entonces que el líder conservador, David Cameron, conseguiría la mayoría absoluta y que el primer ministro laborista se habría visto forzado a dimitir de inmediato. Pero Brown durmió anoche en Downing Street. Esa es la buena noticia para él.
La mala noticia es que su supervivencia no está en sus manos, sino en la capacidad de los conservadores de alcanzar un acuerdo de Gobierno con los liberales. La otra mala noticia es que la ausencia de mayoría conservadora es sobre todo fruto de la reticencia de los británicos a apoyar el conservadurismo compasivo de Cameron como en 1997 apoyaron el Nuevo Laborismo de Tony Blair.
Brown tiene a su favor el entramado institucional, que le permite seguir siendo primer ministro hasta que se demuestre que no tiene la confianza de los Comunes porque la oposición controla los escaños suficientes para formar Gobierno.
Pero, aunque las posibilidades de que Brown siga en Downing Street no son desdeñables, dependen sobre todo de que fracase la oferta de pacto que ayer mismo le lanzaron los tories a los liberal-demócratas.
Si Cameron acepta reformar la ley electoral -una reforma que ayer puso sobre la mesa sólo de forma parcial- y convocar un referéndum, aunque sea para hacer luego campaña en contra de esa reforma, el líder tory tiene muchas posibilidades de lograr el apoyo del líder liberal, Nick Clegg, para llegar a Downing Street.
Si esas conversaciones fructifican, la carrera de Brown estará acabada. Pero si fracasan, el camino estará abierto para pactar con los liberales. Aunque sea para seguir gobernando un año: el tiempo justo de reformar la ley electoral, convocar un referéndum y dejar paso a un nuevo líder que encabece a los laboristas en unas elecciones anticipadas.
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