La reforma del sistema electoral, en el centro de las negociaciones
Los liberales han necesitado 120.000 votos por escaño y los 'tories', 35.000
Pese a no cubrir las expectativas de crecimiento que le daban los sondeos pre-electorales, el liberal-demócrata Nick Clegg ha conseguido colocar la reforma del sistema electoral en el centro del debate político y de la formación de un nuevo Gobierno. Tanto el laborista y primer ministro, Gordon Brown, como el conservador David Cameron se ofrecieron ayer a pactar esa reforma a cambio del apoyo de los liberal-demócratas en los Comunes para seguir siendo, o para empezar a ser, primer ministro de Reino Unido.
Los liberal-demócratas han conseguido una vez más demostrar la injusticia del actual sistema, llamado "el primero que llega, gana", con circunscripciones de un solo escaño que se adjudica el candidato más votado, con independencia de que consiga o no la mayoría absoluta de los votos en esa circunscripción. Con el 23%, los liberales aumentaron ligeramente su porcentaje de votos respecto a 2005, pero perdieron cinco escaños y se quedaron con tan solo 52 diputados. Han necesitado una media de casi 120.000 votos por escaño. A los conservadores les han bastado algo menos de 35.000 votos por escaño y a los laboristas 33.350 votos por diputado.
Cameron propone un comité de todos los partidos para ver las modificaciones
Clegg quiere un método de votación similar al de Irlanda
Los laboristas fueron a las elecciones con una propuesta de reforma electoral, el llamado Voto Alternativo. Una iniciativa que soluciona el problema de legitimidad de los elegidos pero que no introduce el elemento de proporcionalidad que exigen los liberal-demócratas. Se mantienen las circunscripciones de un solo diputado pero el votante ordena a los candidatos por preferencia. Si ningún candidato logra la mayoría suficiente, se tienen en cuenta las segundas y sucesivas preferencias de voto hasta que un candidato obtiene la mayoría absoluta.
Gordon Brown se ofreció ayer a ir más allá al subrayar que estaba dispuesto a negociar con Clegg "cambios en el sistema electoral" y someterlos de inmediato a referéndum. Brown no fijó como condición previa el sistema propuesto por los laboristas en su programa electoral, dando a entender que está dispuesto a aceptar un sistema proporcional.
David Cameron no fue tan lejos. Al enfatizar los puntos comunes de conservadores y liberal-demócratas que pueden facilitar un acuerdo de Gobierno o una coalición, dijo: "En relación a nuestro sistema político estamos de acuerdo con los liberal-demócratas en que es urgente llevar a cabo una reforma para ayudar a restaurar la confianza, y esa reforma debe incluir nuestro sistema electoral".
Pero añadió: "Los liberal-demócratas tienen sus ideas, nosotros tenemos las nuestras, por ejemplo, que todos los escaños deberían tener la misma cantidad de votantes de manera que todos los votos tengan el mismo peso en el sistema del primero que llega gana, y otros partidos tienen también preparadas propuestas constructivas". "Por lo tanto, creo que es necesario poner en marcha un comité con todos los partidos para investigar la reforma política y electoral", añadió.
Una oferta en principio muy corta porque esa fue la fórmula elegida por Tony Blair en 1997 y las recomendaciones finales de ese comité a favor de la reforma del sistema electoral durmieron el sueño de los justos. Pero la tacañería de Cameron en este asunto podría formar parte de su estrategia negociadora con Clegg.
Los liberal-demócratas quieren el sistema del Voto Único Transferible que se utiliza en Irlanda y que se aplica también en las elecciones no legislativas en Irlanda del Norte y en las elecciones regionales en Escocia, Gales y, en parte, para la Asamblea de Londres. Es en general similar al Voto Alternativo pero con circunscripciones de entre tres y cinco diputados, lo que introduce el factor de la proporcionalidad.
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