A un paso del caos
El Ayuntamiento de Jerez de la Frontera (Cádiz), la quinta ciudad más poblada de Andalucía, intenta sobrevivir a la agonía de sus cuentas. El consistorio2.700 trabajadores más de lo que ingresa y acumula impagos con la práctica totalidad de las empresas concesionarias. La asfixia financiera ha empezado a perturbar la paz social de una ciudad con más de 200.000 habitantes y que desde hace años es el motor económico de la provincia de Cádiz.
La alcaldesa, Pilar Sánchez (PSOE), ha advertido que desde este mes "peligran" las nóminas de los empleados municipales y las plantillas de las sociedades concesionarias, que ya han dejado de cobrar con regularidad, han optado por echarse a la calle. Los trabajadores de los autobuses urbanos han convocado huelga de 24 horas para la Semana Santa, el Mundial de Motos y la Feria del Caballo. Tienen problemas para percibir sus retribuciones desde hace un año. Las 200 personas en plantilla aún no han cobrado febrero ni la extra de marzo. El personal está desesperado. "Tengo una hija maestra en paro que vive en casa, un niño en segundo de Bachillerato y una niña estudiando Farmacia en Sevilla. Ya he pedido tres préstamos al banco y mi hermano me ayuda a tapar gastos. Trabajo, pero no cobro. El Ayuntamiento es un auténtico caos", relata el conductor Juan González.
Hasta el equipo de baloncesto DKV se queja por el impago de salarios
Tampoco han cobrado los 560 trabajadores de atención municipal a domicilio, con sueldos que apenas llegan a los 800 euros, o los 120 empleados encargados de la limpieza de colegios. Los últimos afectados son los jugadores del equipo de baloncesto DKV Jerez, que responsabilizan al Ayuntamiento del impago de salarios.
Un importante número de empresas han dejado de pagar a su personal y culpan al Consistorio de no transferir el corriente de los servicios. El concejo adeuda 15 millones a la compañía del transporte urbano, más de 22 millones por limpieza viaria, 25 millones de alumbrado, siete millones de limpieza de colegios y Consistorio, unos tres millones más por los semáforos y otra suma millonaria a la concesionaria de parques y jardines.
En la otra punta de la Península, en Barbadás (Ourense) se repite la situación. Entre 1998 y 2008 Barbadás fue un paradigma de desarrollo. Mientras en ese periodo la población gallega apenas crecía en un 1%, en el municipio limítrofe con la capital orensana se disparaba hasta el 55,8% y superaba los 9.000 habitantes. El boom urbanístico llegó rodado y el gobierno local, presidido por José Manuel Freire Couto (PP), vivió años de gloria económica. Hasta que se topó con la crisis.
En 2009 Freire asistió alarmado a la caída de un 90% de los ingresos por construcción. El Ayuntamiento pasó de recaudar 400.000 euros a 40.000. Para parchear la crisis, el alcalde ha optado por pedir un anticipo de Tesorería, por frenar la inversión en obras y por prescindir de más de un 30% de sus trabajadores. Apenas iniciado el año puso en la calle a 30 del centenar de contratados eventuales.
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