Ashton: "Los asentamientos son ilegales"

Preocupada por la "animosidad" en Oriente Próximo y a rebufo de la contundencia con que se ha expresado EE UU respecto a las últimas iniciativas colonizadoras de Israel en Jerusalén Este, Catherine Ashton, jefa de la diplomacia europea, declaró ayer en El Cairo que, a pesar de la "difícil situación en la región", la UE está "decidida" a hacer avanzar el proceso de paz entre palestinos e israelíes. "Necesitamos velocidad si queremos triunfar", aseguró. Ashton no fue ambigua para definir la expansión de colonias en tierras conquistadas en la guerra de 1967. "La posición de la UE sobre los asentamientos es clara. Son ilegales, constituyen un obstáculo para la paz y amenazan con hacer imposible la solución de los dos Estados".

A su juicio, Jerusalén Oriental es territorio ocupado como lo es el resto de Cisjordania. "Estoy muy preocupada porque Israel anunció [la ampliación de la colonia] justo cuando las conversaciones con los palestinos iban a empezar", dijo usando similares palabras a las escuchadas desde Washington, que acusó al Ejecutivo de Benjamín Netanyahu de socavar las negociaciones.

Ashton, que volará esta semana a Líbano, Siria y Jordania, tiene previsto visitar Gaza el jueves. "Estamos suministrando una enorme cantidad de ayuda humanitaria, y estoy muy interesada en asegurarme de que recogemos los beneficios de esa ayuda". Buena parte de los palestinos de la franja, sin embargo, observan a la UE como un decisivo actor en el bloqueo económico que padece el territorio desde que hace cuatro años Hamás venció en las elecciones.

Bruselas tendrá que superar su limitada credibilidad si pretende desempeñar un papel relevante en las negociaciones entre israelíes y palestinos. El Gobierno hebreo tiene poco o nulo interés en la implicación de la UE en el proceso, como en general de cualquier mediador, salvo EE UU. Además, las divisiones internas entre los Estados que respaldan a ultranza a Israel (Alemania, Holanda, República Checa, Italia) y quienes adoptan posiciones más críticas (Suecia, Noruega, Reino Unido) hace muy difícil aprobar cualquier iniciativa -excepto si es edulcorada- que suponga presión diplomática hacia Israel. Sobre la Autoridad l Palestina siempre puede blandir la carta de las ayudas financieras con que Bruselas, en gran medida, sostiene las frágiles instituciones palestinas.