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Aguirre presume de arrebatar un puesto de Caja Madrid a Gallardón para dárselo a IU

La presidenta: "Tuvimos la inmensa suerte de poder darlo a IU quitándoselo al hijoputa"

Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid y del PP regional, se soltó ayer el pelo en las faldas del monte de la Maliciosa (Becerril de la Sierra) durante una "conversación particular" con su vicepresidente Ignacio González, recogida por unos micrófonos que estaban cerca y abiertos.

"Yo creo que hemos tenido una inmensa suerte de poder darle un puesto a IU quitándoselo al hijoputa", le contó Aguirre a González, con el que charlaba sobre los nuevos equilibrios de poder en Caja Madrid tras la elección de Rodrigo Rato como presidente.

Aguirre intentó aclarar después que el "hijoputa" al que se refería no era Alberto Ruiz-Gallardón, como creyeron casi todos, también en la dirección nacional del PP, sino a un ex consejero de Caja Madrid llamado Fernando Serrano.

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El objetivo final de sus invectivas, pese a estas aclaraciones, seguía siendo el mismo pues el hombre de confianza de Ruiz-Gallardón en la comisión de Control de Caja Madrid era justamente Fernando Serrano. Aguirre decidió quitar al representante del alcalde en ese órgano para darle a Ruben Cruz (IU) su puesto, uno de los dos que le correspondían por votos al PP.

La sorprendente maniobra de la presidenta madrileña se produjo entre el 14 y el 18 de diciembre pasado. Para entonces, Rodrigo Rato había garantizado a Ruiz-Gallardón que mantendría los dos puestos en el Consejo de Administración de Caja Madrid, que ocupan Jesús Pedroche y Mercedes de la Merced, y un cargo más, el de Fernando Serrano, en la comisión de control de Caja Madrid.

El 14 de diciembre, Serrano llegó incluso a firmar en la candidatura de consenso junto a Miguel Ángel Araujo, el otro candidato del PP, y José Acosta (PSOE), para repartirse los tres puestos correspondientes al cupo de los ayuntamientos.

Pero Esperanza Aguirre decidió frustrar este acuerdo y así lo hizo el 18 de diciembre, incluso a costa de que el PP perdiera un puesto en ese órgano estratégico de Caja Madrid a favor de IU, que ni siquiera tenía votos suficientes para presentar su propia candidatura.

Pese a que la decisión de Aguirre, que manda en el PP de Madrid, contravenía los acuerdos de Rato con Ruiz-Gallardón, los colaboradores de Rajoy llamaron al equipo del alcalde de la capital para pedirle que no reabriera la guerra de Caja Madrid por la pérdida del puesto de Serrano en la comisión de Control. Ruiz-Gallardón aceptó a regañadientes sin que trascendiera lo ocurrido.

Los colaboradores de la presidenta autonómica hicieron ver entonces que Serrano no era un candidato idóneo porque tenía un expediente abierto por la Consejería de Hacienda. Pero al día siguiente de quitarle de la lista, con la penitencia cumplida, el expediente fue archivado.

Serrano llegó a ser presidente de la Comisión de Control de Caja Madrid y se pronunció en distintos periodos contra el criterio de otros consejeros del PP que apoyaban a Esperanza Aguirre y torpedeaban la presidencia de Miguel Blesa. La rebeldía de Serrano ha tenido ahora consecuencias.

En la conversación particular de la presidenta madrileña, que los micrófonos convirtieron en pública, Aguirre se muestra interesada por manejar los resortes de poder de Caja Madrid e incluso no oculta su malestar con aquéllos que, como supuestamente el ex presidente de Renfe Miguel Corsini, no le han agradecido que los haya metido en la entidad financiera.

La dirección nacional del PP optó ayer por el silencio ante lo ocurrido: "No hay comentarios, se trata de una conversación privada". El equipo de Rajoy se apresuró, tras conocer las palabras de Aguirre, en pedir al alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, que evitara cualquier declaración sobre el incidente. Un portavoz del PP aseguró a EL PAÍS que la dirección nacional no tenía previsto abrir "ningún expediente" a Aguirre por mucho que su actuación en las negociaciones sobre los órganos de Caja Madrid hubieran perjudicado al partido al quitarle un puesto en los órganos de control.

Otros dirigentes consultados por este periódico opinaron que la confesión de Aguirre era especialmente "grave" pues suponía que para dañar a un compañero del partido, en este caso Alberto Ruiz-Gallardón, había hecho que el PP perdiera un puesto en un órgano institucional importante, "y encima, a favor de IU".

Rato besa a Aguirre en presencia de Dolores de Cospedal, ayer en un acto en Madrid.
Rato besa a Aguirre en presencia de Dolores de Cospedal, ayer en un acto en Madrid.ULY MARTÍN

El poder de Rato

- Renovación. Rato ha logrado la renovación por unanimidad de los órganos de Caja Madrid, tras años de división en la cuarta entidad financiera del país, y ha colocado a sus hombres en puestos estratégicos.

- Vicepresidencia. José Manuel Fernández Norniella, de la confianza de Rato desde hace 20 años, regresa al primer plano como vicepresidente de la caja. Estanislao Rodríguez Ponga, vicepresidente con Miguel Blesa, queda en un papel secundario.

- Aguirre apenas manda. La presidenta autonómica quiso todo el poder en Caja Madrid, situando al frente a su vicepresidente Ignacio González, pero se ha quedado casi sin presencia. Rato ha colocado en el consejo de administración a Fernández Norniella, con lo que ocupan dos puestos del cupo autonómico que tenía Aguirre. Y los dos de los ayuntamientos, los mantiene Ruiz-Gallardón con los mismos consejeros que tenía antes.

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