_
_
_
_
_

Bernhard tiñe de pesimismo 'El ignorante y el demente'

Miguel Ángel Villena

Mucho más conocido en España como novelista que como dramaturgo, un profundo pesimismo existencial inunda toda la obra literaria del austriaco Thomas Bernhard (1931-1989). No es en absoluto una excepción en el panorama reciente de las letras austriacas, con figuras como Peter Handke o Elfriede Jelinek, que han convertido un nihilismo desolador y un odio intenso contra su país en los ejes de su teatro.

En El ignorante y el demente, la pieza que la compañía Galanthys Teatro estrenó en Madrid la pasada semana, Bernhard se centra en dos de sus obsesiones: las enfermedades y la música. Con un médico y una cantante de ópera como personajes principales, el controvertido autor arremete contra cualquier esperanza con exclamaciones del estilo de "la vida es una tortura" o "en el fondo, aborrecemos al público". Pero se trata de un pesimismo hueco que no responde tanto a la evolución de los personajes como a una actitud previa de un autor marcado por una infancia de disgustos, enfermedades y falta de cariño. Así, es imposible comprender la literatura de Bernhard sin su biografía.

Admirable esfuerzo el de representar a Bernhard en Madrid para que los espectadores comprueben que el esperpento centroeuropeo tiene bien poco que ver con el español.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_