Socios de segunda fila
El comedido lujo de la aristocracia inglesa del campo ha arropado a lo largo de dos días a los responsables del G-20 reunidos en el Hotel South Lodge de Horsham. La cena con la que Alistair Darling les obsequió el viernes -remate de una jornada de encuentros bilaterales para preparar la cumbre de ayer- se vio empañada por la filtración de un polémico informe oficial británico. En él se caracterizaba a las economías emergentes como socios de "segunda fila". De este modo se aludía a países que, como México, Brasil o Argentina, exigían un debate sobre los mercados abiertos, que las naciones más ricas dejen de pontificar contra el proteccionismo mientras mantienen fuertes subsidios en sectores clave de la economía. Más aleccionadora resultó la decisión anunciada por Suiza ese mismo día de restringir el secreto bancario. Alemanes y franceses brindaron por el acercamiento de la posición estadounidense a su demanda de una regulación de los fondos de alto riesgo (hedge funds), cuyo carácter especulativo ha contribuido a la inestabilidad financiera.
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