Fannie, Freddie y el riesgo moral
Lo que va a ocurrir se veía venir desde hace tiempo. La agencia federal Fannie Mae fue creada en los años treinta para facilitar la vivienda en propiedad comprando hipotecas a los bancos para liberar caja y capital y seguir prestando. En 1968, el Gobierno decidió privatizarla y en 1970 creó la agencia Freddie Mac para tener un duopolio en lugar de un monopolio en manos privadas. Ambas agencias pasaron a ser GSE (entidades privadas patrocinadas por el Gobierno, en sus siglas en inglés) en las que existía cierta garantía implícita del Gobierno federal.
Crear entidades privadas con respaldo público -aunque no sea un respaldo explícito- es crear riesgo moral, ya que sus accionistas privados tienen un mayor incentivo a tomar más riesgo sabiendo que si sale mal el Gobierno vendrá al rescate. Si sale bien, ellos ganan; si sale mal, los contribuyentes pagan. Se privatizan sus beneficios y se socializan sus pérdidas. Sin embargo, estas dos agencias, aun siendo privadas, están muy reguladas, lo que limita mucho los riesgos que pueden tomar. Compran hipotecas a los bancos sólo si cumplen unos requisitos de calidad elevados, y garantizan emisiones de bonos de titulización hipotecarios de los bancos sólo si obtienen una clasificación crediticia elevada. Es decir, no tienen nada que ver con el escándalo de los créditos hipotecarios subprime, ya que ni pueden comprarlos ni garantizar sus titulizaciones, especialmente tras su grave problema contable de hace años.
Su problema viene de que ambas agencias necesitan urgentemente aumentar su capital, ya que la fuerte caída de los precios de las viviendas estos dos últimos años y el contagio creciente de las subprime ha aumentado notablemente la morosidad y falencia de sus carteras, con lo que su valor se ha desplomado. Su regulador les advertía que quebrarían si no lo hacían. Sin embargo consiguieron evitarlo, maniobrando políticamente con éxito.
La doctrina establecida por Bernanke y Paulson con Bear Stearns es que había que hacerlo para evitar una crisis sistémica en el mercado financiero americano, pero haciendo perder casi todo a sus accionistas y algo a sus acreedores. Ahora, dado el tamaño de ambas agencias, su quiebra puede provocar una crisis sistémica mundial, ya que su deuda está repartida por todo el mundo y su rescate será el más caro de la historia, varias veces superior a los 100.000 millones de dólares de los Savings and Loans en 1990. Para evitar el riesgo moral, Paulson tiene dos opciones: puede comprar sus carteras de hipotecas, sus garantías y quizá su cartera de derivados, pero a fuerte descuento, o puede nacionalizarlas pagando a sus accionistas el valor que sus acciones tendrían sin la garantía implícita federal, es decir casi nada.
Guillermo de la Dehesa es presidente del Centre for Economic Policy Research (CEPR).
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