"El perfil de audiencia de 'Espejo público' es heterogéneo, no sólo amas de casa "
Desde hace tres meses, el plató de Espejo público (de 9.00 a 11.00) se ha convertido ya en el hábitat natural de Susanna Griso (Barcelona, 1969). Después de nueve años ejerciendo como presentadora de los telediarios de la cadena privada, su nuevo cometido le permite, además de informar y entretener a los espectadores, reír y bromear con los invitados... O como sostiene ella misma, "desmelenarse". Además, los datos de audiencia in crescendo -febrero ha cerrado con un 17% de cuota de pantalla- la recompensan de la obligación de levantarse a las cinco de la mañana.
Pregunta. ¿Qué balance hace de la marcha de Espejo público?
Respuesta. Muy positivo. La verdad es que las cosas han ido muy deprisa. Arrancamos el programa con una idea y ha ido evolucionando. Me gusta que no tenga estructura fija, que esté siempre abierto para poder variarlo en función de la actualidad. Creo que es un programa-tranvía en el sentido de que la vida y la información van circulando por él.
P. ¿Y qué le empujó a embarcarse en el nuevo magacín matinal de Antena 3?
R. Al principio dudé un poco, pero enseguida me animé porque la cadena estaba decidida a apostar por un espacio como Espejo público y al que iba a dedicar muchos medios, mucha energía y mucha ilusión. Mikel Lerjarza [director general de la división de televisión] siempre ha estado muy preocupado por la información, por contar las cosas en el momento que suceden, y estaba convencido de que Antena 3 debía abrir una ventana a la actualidad. Creo que es un formato de larga duración, que nos va a enterrar a todos. Vendrán otros presentadores y otros equipos, pero ahí seguirá.
P. Dejó los informativos "con pena", pero da la impresión de que está disfrutando mucho, se la ve muy desenvuelta y natural, solo le falta bailar.
R. Me dio pena sobre todo por los compañeros. Pero, es cierto, estoy muy a gusto y se nota. Eso sí, no voy a bailar, ja, ja, porque soy un desastre. Mikel Lejarza siempre me decía que el programa estaba hecho para mí. Y yo pensaba: 'Pero tú qué sabrás'. Y acertó. La tertulia y la entrevista son mis debilidades, pero todas las secciones tienen su importancia. Soy como una cocinera que tiene que ligar una mayonesa, y cada vez me siento mejor ligándola.
P. ¿Qué personajes de todos los que han pasado por el programa han dado más juego?
R. El escritor Álvaro Pombo, mi primer entrevistado, ha sido un descubrimiento. Da tanto juego que se ha convertido en colaborador nuestro, y me consta que él también se lo pasa muy bien.
P. ¿Y algún invitado le ha puesto en un brete?
R. José María García, para qué nos vamos a engañar. Con él hay que olvidarse del guión y dejarse llevar, aunque sin perder la batuta. Y más que en un brete, puedo decir que he tenido entrevistas difíciles; entre ellas recuerdo la que le hice a la novia de una de las víctimas del atentado de Barajas.
P. ¿Qué diferencia Espejo público de las ofertas rivales?
R. Las que coinciden con la hora de Espejo... no puedo verlas, y después, cuando termina el programa, hay que preparar el del día siguiente porque la caldera está pidiendo carbón continuamente. Inés Ballester, Ana Rosa Quintana y Concha García Campoy me parecen grandes profesionales, pero sus formatos son distintos del de Espejo público. Y en cuanto a La mirada crítica y Los desayunos de TVE hacen más hincapié en los asuntos políticos que nosotros.
P. El interés de los espectadores va en ascenso: del 13,7% de diciembre ha subido al 17% de febrero. ¿La suerte la acompaña?
R. Parece que sí; los resultados, desde luego, empiezan a ser muy gratificantes.
P. Eso quiere decir que se ha roto el maleficio que pesaba sobre la franja matinal de la cadena.
R. Es verdad que hasta ahora no ha tenido excesivo éxito. Mucha gente me decía: '¡Dónde te vas a meter!'. Pero los datos hablan por sí solos.
P. ¿Y cuál es el perfil de la audiencia del programa?
R. Es un perfil heterogéneo, no sólo amas de casa.
Espejo público no es un programa de contenidos femeninos, creo que eso está ya superado. Nos ven estudiantes, hombres y mujeres que trabajan pero con horarios flexibles. Personas entre 25 y 45 años que demandan información.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.