"De no negociar, Israel habría colonizado toda Cisjordania"
Nabil Shaath seguramente nació ya con cara de ministro; es un gentleman palestino, con un aire de Cary Grant mediterráneo, al que se le están acabando los sesenta, y que ha sido el titular de Exteriores por antonomasia de esa Autoridad sin territorio que preside Mahmud Abbas. Tras su ingreso en la OLP en 1970, se convirtió en íntimo colaborador del fundador, Yassir Arafat, a cuyo lado se diría que estuvo en todas partes; desde la conferencia de Madrid en 1991 y la redacción de los Acuerdos de Oslo en 1993, hasta la ruina de la autonomía bajo el mandato de los israelíes Benjamin Netanyahu, en los noventa, y Ariel Sharon, a comienzos de siglo. Condenado por corrupción en el manejo de su ministerio, se dedica a la consultoría internacional, y ha visitado Madrid, invitado por la Casa Árabe.
"Carter me dijo que daría un ojo de la cara por hacer en Palestina como en Egipto"
Con un hombre así, los minués preliminares parecen de más. ¿Qué es lo que ha destruido el proceso de paz? "El sistema de negociación paso a paso que se estableció en los acuerdos de Oslo y por los que se creaba la Autoridad Palestina, sentó inicialmente las bases de una cierta confianza entre las partes, pero el asesinato del primer ministro israelí Rabin por un extremista israelí (1995) lo rompió todo".
¿Tan seguro está de que Isaac Rabin habría sido capaz de lograr una paz sin anexiones territoriales? "Rabin era un hombre que evolucionaba con su conocimiento del problema. Es verdad que permitió, tras la firma de Washington en septiembre de 1993, que mientras negociábamos con Israel el contenido de la autonomía, prosiguiera la colonización de Cisjordania, pero nos decía que no podía enfrentarse de golpe a los colonos, que necesitaba tiempo hasta que avanzara más el proceso".
Shaath no quiere repartir grados de responsabilidad por el descalabro de la paz entre los atentados de Hamás y la durísima posición de Israel, pero subraya que fue en 1996, con Benjamin Netanyahu, del Likud, en el poder, cuando Israel dejó de pensar en una solución basada en la resolución 242 -que exige la retirada completa de los territorios ocupados en 1967- para forzar a los palestinos a discutir un reparto del territorio, como si la ONU no existiera.
"Olvidaron que el propio Abba Eban había reconocido en 1949 la ejecutividad de las resoluciones 181 -creación de los Estados palestino e israelí- y 194 -el regreso o la compensación a los palestinos expulsados en la guerra de 1948 o sus descendientes- para tratar de anexionarse la mitad de Cisjordania y Jerusalén-Este".
¿No pudo consistir el error en haber firmado en Washington un acuerdo que no especificaba qué cedía Israel? "A Arafat no le quedaba más remedio que firmar: Arabia Saudí ya no nos financiaba; la URSS había desaparecido; Estados Unidos estaba instalado en el Golfo; y palestinos e israelíes llevábamos cinco años de negociaciones. El tiempo corría en nuestra contra. De no negociar, Israel habría colonizado impunemente toda la orilla occidental del Jordán".
¿Pero, acaso, no es eso lo que hoy está ocurriendo? "El Gobierno de Abu Mazen (nombre de guerra de Mahmud Abbas) ha de estar presente en todas las reuniones para que siempre haya quien se oponga a la colonización -que, según fuentes israelíes, aumentó el año pasado en un 6%, con 268.379 colonos en Cisjordania, y 200.000 en Jerusalén Este-. Por eso no podemos perder a la Autoridad Palestina. Es un hecho irreversible".
Shaath sí considera, en cambio, capital la responsabilidad de Estados Unidos para la negociación de paz "porque sólo Washington puede hacer que se mueva Israel. Es el republicano Bush hijo el que en la carta de abril de 2004 a Sharon acepta que Israel no tenga que retirarse ya a las líneas de 1967; pero también el republicano Bush padre el que lleva a rastras a Isaac Shamir a la conferencia de Madrid en 1991; el republicano Eisenhower el que obliga a Israel a retirarse del Sinaí en 1956, y los demócratas Kennedy y Carter, sobre todo este último, los que muestran mayor comprensión del caso palestino. Carter -que acaba de publicar un libro muy crítico de la política de ocupación israelí- me dijo en 1992, en su casa de Plains, Georgia, que daría un ojo de la cara por hacer por Palestina lo que hizo por Egipto".
Del estancamiento presente trata, sin embargo, de exculpar en parte a Washington. "La doctora Rice no acaba de alinearse del todo con Olmert, y cuando éste afirma que Israel no piensa tratar con el nuevo Gobierno palestino mientras no reconozca sin ambigüedades al Estado sionista, ella dice que hay que esperar a ver su composición y primeras declaraciones".
Pero no por ese motivo cree que Hamás, a quien EE UU y la UE califican de movimiento terrorista, deba reconocer sin más a Israel, sino negociar un reconocimiento mutuo después de que ambos renuncien a la violencia, así como subraya que habría que hacer formal la tregua, que observa el movimiento integrista desde hace más de un año.
El reconocimiento del Gobierno palestino, lo espera, optimista, de Europa y "de la acción de España". Es nuestro país, y recita los nombres, cuidadoso de no olvidar a nadie, como si fuera la lista de los reyes godos: "Felipe, Aznar, Zapatero, Moratinos, todos han tenido la actitud más positiva y de mayor comprensión hacia el pueblo palestino. Sólo España puede explicar a Europa nuestra causa".
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