Una trampa para los militares españoles destinados en la zona
Afganistán se ha convertido en un país peligroso para los soldados españoles. Las misiones en este país asiático, donde España mantiene desplegadas fuerzas desde 2002, son las que mayor coste humano han tenido. De los 114 militares españoles que han fallecido en el extranjero (incluido el de ayer), 80 murieron en Afganistán o cuando regresaban de allí. España mantiene en la actualidad en Afganistán a unos 700 efectivos.
En la mañana del 16 de agosto, 17 militares perecieron en suelo Afgano al estrellarse el helicóptero en que viajaban. Fue la segunda tragedia más grave sufrida por tropas españoles. La peor, aunque ocurrida en Turquía, fue la que costó la vida a 62 militares españoles que iban a bordo de un Yak 42, que se precipitó al vacío en Trabzon cuando regresaba a España desde Afganistán.
Ayer murió un soldado español durante un ataque en Afganistán y otros cuatro sufrieron heridas. No es el primer ataque contra soldados españoles. En abril de este año, una patrulla de la Legión, integrada por 25 militares, repelió a tiros el ataque de fusilería que sufrieron a unos 50 kilómetros al sur de la base de Apoyo Avanzado (FSB) de herat, al oeste de Afganistán. En ese ataque no hubo bajas entre los militares españoles y tampoco entre los agresores.
El pasado 21 de junio se produjo otro incidente. Un helicóptero Cougar español evacuó ese día en la localidad de Farah a un soldado afgano que sufrió graves heridas en el rostro por metralla. Durante la evacuación varios soldados españoles fueron atacados en un incidente con explosión.
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