Los magistrados evitaron calificar los hechos de genocidio
La Audiencia Nacional evitó expresamente condenar al ex militar Adolfo Scilingo por delito de genocidio, aunque la fiscal Dolores Delgado y la totalidad de las acusaciones así lo habían solicitado.
Sin embargo, los magistrados se han inclinado por el delito de lesa humanidad, cuyo tipo penal es más amplio. La sentencia no rectifica la consideración de que los hechos fueron un genocidio, pero se han curado en salud, para evitar que en un posterior recurso otro tribunal interpretase que los hechos ocurridos en Argentina entre 1976 y 1983 no fue un genocidio porque la persecución de los subversivos por los militares fue un asunto político. Y la destrucción del grupo político fue excluida de la Convención sobre el Genocidio a petición de la URSS.
El tribunal ha estimado en cambio que los delitos contra la Humanidad están vigentes y forman parte del Derecho Penal Internacional desde el 6 de agosto de 1945, cuando se aprobó el Estatuto de Londres, por el que se creó el Tribunal Internacional de Nuremberg, que juzgó los crímenes nazis.
Según explicó el presidente del tribunal, Fernando García Nicolás, los magistrados se habían inclinado por el delito de lesa humanidad "para solventar posibles futuros problemas de retroactividad de ley penal".
En la lectura de la sentencia estuvieron representantes de muchas asociaciones de víctimas de la dictadura argentina, como Hijos, Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, así como asociaciones en favor de los derechos humanos.
Entre los que acudieron a las inmediaciones de la Audiencia Nacional figura el actor Juan Diego Botto, cuyo padre Fernando Botto, actor, fue uno de los desaparecidos.
La sentencia dedica unos párrafos a los 193 prisioneros que estuvieron en la E.S.M.A. durante 1977 y que aún permanecen desaparecidos.
El oficial "traidor"
Conviene también precisar", dice la sentencia, "que, aunque no haya aparecido el cadáver, consta también acreditado el fallecimiento de Jorge Alberto Devoto. El referido, oficial de la Armada, que solicitó el pase a retiro en 1975 al ser conocedor de los planes sobre el golpe de Estado y no comulgar con los mismos, desapareció el 21 de marzo de 1977 cuando entró en el edificio Libertad, sede del Comando Jefe de la Armada, en Buenos Aires, para preguntar por el paradero de su suegro, Antonio Bettini, catedrático de Derecho, Abogado y ex Fiscal Federal". "Entre los oficiales de la Armada", prosigue, "se comentaba que el teniente Devoto había sido arrojado al mar en uno de los vuelos de la muerte en estado consciente, como excepción a la regla, por lo que se había considerado una traición a sus compañeros de la Armada".
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