Bush recibió en los ochenta unos créditos privilegiados que ahora quiere prohibir
El presidente recibió considerables cantidades a bajo interés de su propia compañía
La revisión del pasado empresarial de George W. Bush ha destapado otra maniobra contable que contrasta con el rigor que exige ahora a los directivos de las compañías estadounidenses. Como miembro del consejo de administración de la petrolera Harken Energy, Bush recibió una suma considerable de dinero de la empresa en forma de crédito a bajo interés para la compra de acciones. El martes, Bush atacó la 'avaricia empresarial' de aquellos años y propuso prohibir créditos blandos como los que él recibió. El Senado ha endurecido sus propuestas como demostración de la tibieza del plan Bush.
En 1986, cuando los ciudadanos de EE UU pagaban como mínimo un 7,5% de interés en los créditos bancarios, Bush recibió casi 180.000 dólares a un 5%. Era su propia empresa, la petrolera tejana Harken Energy, la que le prestaba el dinero para que lo emplease en la compra de acciones. Cuando la inversión se revalorizara, Bush podía devolver el crédito, pero sin prisas: Harken le perdonaba los primeros ocho años de amortización.
Al final, Bush devolvió el crédito antes de lo previsto porque una venta de acciones le permitió crear una fortuna de casi un millón de dólares. Con ese dinero saldó sus deudas, invirtió en la compra de un equipo de béisbol y acumuló suficiente riqueza como para dar el salto a la política, una profesión que en este país requiere enormes cuentas corrientes.
La concesión de créditos a bajo interés para altos cargos ha sido práctica común en el empresariado de EE UU. La transacción garantiza un grado de implicación personal de los ejecutivos si el dinero lo emplean en la compra de acciones de la empresa para la que trabajan. Sin embargo, esta práctica contable es también una fórmula descarada de enriquecimiento: los directivos acceden a fuertes sumas de dinero a bajo interés para comprar acciones -sin pasar por el banco- cuando saben que esos títulos van a dispararse en los mercados.
Por eso Bush, en lo que ahora la oposición considera un alarde de falsedad política, propuso hace unos días 'poner fin de una vez' a los créditos de las empresas a sus directivos, dijo en su discurso de Wall Street.
Según los documentos registrados en la Comisión del Mercado de Valores, Bush recibió 96.000 dólares en 1986 y 85.000 en 1989. Usó ambas cantidades para comprar más de 100.000 acciones de Harken Energy, la compañía que dirigía. Se da la circunstancia de que, después de la compra, el equipo legal de la empresa relajó los términos del crédito que había dado a su propio presidente.
Operación transparente
La Casa Blanca ha reconocido la existencia de los créditos de Bush, pero asegura que eran operaciones financieras 'transparentes y ajustadas a las leyes', dijo la portavoz Claire Buchan. 'Lo que ha ocurrido en los últimos años es que ha habido abusos. Hace falta una reforma, y eso es lo que el presidente está haciendo', aseguró.
Nadie acusa a Bush de corrupto, sino de hipócrita. 'Esto pone a Bush en una posición desde la que es difícil criticar a otros', dijo el líder de la mayoría demócrata en el Senado, el estadounidense Tom Daschle, para quien no tiene sentido que el presidente critique en un discurso 'algo que él mismo ha hecho'.
Quizá por eso, el Senado ha querido enmendar las propuestas del presidente con un endurecimiento del plan como símbolo de su aparente suavidad contra la clase empresarial. El Senado quiere penas de 10 años para fraudes o destrucción de documentos contables, y protección federal para los directivos que lo destapen. En general, los senadores quieren doblar las penas que proponía Bush para cada tipo de delito financiero.
Las nuevas revelaciones se suman a la demanda contra el vicepresidente, Dick Cheney, por manipulación contable cuando era presidente de la petrolera Halliburton. Ayer, las televisiones repetían un vídeo promocional de Arthur Andersen grabado en 1996 en el que Cheney, en su papel de poderoso ejecutivo, ensalzaba 'los buenos consejos' que recibía de esta firma auditora acusada ahora de obstrucción a la justicia por destruir documentos del caso Enron.
Varios miembros de la oposición creen que Bush planea recurrir a la lucha contra el terrorismo como maniobra política para alejarse de estas polémicas en los meses que conducen a las elecciones legislativas de noviembre.
Ayer, los cuatro principales miembros de su Gobierno acudieron al Capitolio a explicar la coordinación en la defensa de la seguridad.
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