El fuego se adueña del viejo Oeste
Varios incendios han arrasado 800.000 hectáreas en EE UU
Como todos los incendios, los que ahora están quemando el viejo Oeste de EE UU empezaron de manera estúpida. En Nuevo México, un rayo prendió fuego a un árbol durante una tormenta y las llamas pronto se extendieron a una zona de más de 2.000 hectáreas. En Arizona, los dos focos que acaban de unirse en una gran llamarada comenzaron de manera clásica: el de la zona de Rodeo fue intencionado; el de Chedesky arrancó cuando un excursionista prendió 'una fogata' para no perderse.
Más patético aún es el origen del incendio que se ha convertido en el peor de la historia de Colorado. Una trabajadora de los Servicios Forestales recibió una carta por la que se enteraba de que su marido había iniciado los trámites para el divorcio. En un ataque de despecho sentimental, no tuvo mejor ocurrencia que prender fuego al sobre delante de su caseta. La carta se quemó y la mujer se desquitó, pero luego no pudo apagar las llamas, que en los días siguientes han quemado más de 60.000 hectáreas por todo el Estado. El fuego sigue ardiendo y supera ya el tamaño inmenso de la ciudad de Chicago.
Más de 25.000 personas han sido evacuadas en Arizona ante el avance de las llamas
La tal Terry Barton está en libertad bajo fianza de 600.000 dólares. Se ha declarado inocente, pero un jurado puede considerar que no es una desaprensiva, sino una pirómana, lo que se traduciría en casi 20 años de cárcel.
En total, los incendios han quemado ya en torno a 800.000 hectáreas de esa zona del país. Arizona, Denver, Colorado y Nuevo México son los Estados con los peores incendios en marcha, pero también hay focos peligrosos, incontrolables en algunos casos, en California, Nevada, Utah y Wyoming. En el Este, la sequía, el calor y el viento empujan incendios de menor dimensión en las Carolinas, Virginia y Georgia. Siete personas han fallecido en accidentes de avionetas o coches que trataban de colaborar en la extinción.
A la tragedia medioambiental se suman las calamidades individuales de quienes no sólo han perdido su casa o su ganado, sino incluso su ciudad. Arizona se lleva la peor parte, con más de 25.000 personas evacuadas en los últimos días ante el avance de 'un fuego de llamas tan altas que es imposible siquiera acercarse a ellas', según lo describe el agente forestal Dorman McGann.
Y hay, en efecto, una ciudad en Arizona a punto de desaparecer: Show Low. De hecho, aunque el fuego ayer todavía no había tocado las casas, esa localidad puede darse por desaparecida. Era uno de los sitios favoritos de vacaciones para los habitantes de Phoenix y Tucson, las principales ciudades del Estado. En Show Low podían cazar y pescar en entornos sobrecogedores y podían jugar con la desmesura habitual en el casino de los indios Apache. Ahora el bosque, los animales y los peces han dejado de existir.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.