El regreso de inspectores de armas
Sin calendario, pero sin demasiada demora, el Gobierno de EE UU va a presionar al máximo a Irak para que permita el regreso de inspectores de armas que puedan investigar el arsenal militar de Sadam Husein y detectar el posible desarrollo de armas nucleares, químicas o biológicas. Aun así, el Gobierno de EE UU reconoce que no hay datos nuevos de los servicios de inteligencia sobre posibles actividades de Irak en ese sentido.
Para George W. Bush, igual que para su padre, la presencia de Sadam Husein al frente del Gobierno de Irak es casi humillante. En la última década, las sanciones, el embargo y el desinterés han aplazado ese 'asunto pendiente'. Ahora, empujado por las encuestas y crecido por el avance de la guerra en Afganistán, Bush planea regresar a ese conflicto.
EE UU no había mostrado demasiado interés en promover el regreso de los inspectores de armas de Naciones Unidas desde que Irak los expulsara en 1998. Pero el despliegue actual en la zona y el aval ideológico que proporciona la lucha contra el terrorismo otorgan a Bush razones y justificaciones para poner a Irak nuevamente en su punto de mira.
En una entrevista con The New York Times, la consejera de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice, aseguró que acabar con la red de Bin Laden es prioritario, pero reconoció: 'Es un hecho que tenemos a Irak en la pantalla de nuestros radares. Eran peligrosos antes del 11 de septiembre y lo son ahora'.
En otra entrevista, el número dos del Departamento de Estado, Richard Armitage, reconoció que Bush ha puesto en marcha un plan calculado para regresar al conflicto pendiente con Irak. El plan comenzó con amenazas veladas y no tan veladas por parte del presidente estadounidense en los últimos días. Según Armitage, EE UU está 'imparable en Afganistán. El presidente ha formado una coalición poderosa y por eso ha enviado un aviso a Sadam Husein para que permita la entrada de inspectores de armas'.
Por otra parte, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó por unanimidad la renovación del programa 'petróleo por alimentos' con el que se sanciona a Irak desde el final de la guerra del Golfo.
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