Ernest Lluch in memoriam
Resulta francamente difícil resumir en 40 líneas la vida rica de matices y de sugerencias que ostenta el profesor Lluch, abatido el pasado martes cuando, como cada día, regresaba a su domicilio después de impartir su acostumbrada y celebrada clase de Historia de las Doctrinas Económicas. Hoy puede parecer un conjunto de actividades diversas la que presenta, repito, el profesor Ernest Lluch. Tengo la suerte, la inmensa suerte, de contar con su amistad, con su relación, con creces de afecto más allá de las normales entre profesor y alumno. Ernest Lluch fue siempre un alumno destacado; un político en agraz como lo demuestra que fuera el primer delegado del Sindicato de Estudiantes de la Facultad de Ciencias Económicas. Durante varios años estuvo conmigo -muy cerca- en el Seminario y en la elaboración de su espléndida tesis doctoral. De ahí pasó a etapas francamente difíciles como fueron las que terminaron con su expulsión de la Universidad de Barcelona y su traslado forzoso a la Universidad de Valencia, donde queda un rescoldo extraordinario de los discípulos que estimuló y que hoy constituyen lo que puede denominarse la escuela Lluch de los valencianos ilustrados.No quiero dejar a un lado la contribución extraordinaria de Ernest Lluch a la Sanidad Pública como miembro del primer Gobierno de Felipe González; allí, como me había contado varias veces, consiguió extender la salud pública a todos los españoles. Después de su estancia en el Ministerio de Sanidad y Consumo, Ernest Lluch realizó una labor extraordinaria como rector de la Universidad Menéndez Pelayo. Pero el Gobierno y la Menéndez Pelayo no bastaban para calmar su auténtica vocación: me refiero a la cátedra de Historia de las Doctrinas Económicas y a la elaboración de libros destinados a proporcionar una nueva visión de la Cataluña de la segunda mitad del siglo XVIII.
Hoy, cuando una actuación irracional nos priva de una figura de semejantes dimensiones, he de terminar diciendo que "tardará en nacer, si nace, un catalán de mente tan clara" como la del hombre que nos ha sido cruelmente arrebatado.
Fabià Estapé es economista.
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