Soares y Cunhal reviven su enemistad, ahora en Europa
Los líderes históricos de la izquierda de Portugal reeditan su debate de hace 22 años
El ex presidente de la República Portuguesa Mario Soares, a punto de cumplir 73 años, y el líder de los comunistas lusos, Alvaro Cunhal, de 83, reeditaron ayer un histórico debate que protagonizaron hace exactamente 22 años, tras la revolución de los claveles y con el país al borde de una guerra civil. Las dos figuras más carismáticas de la izquierda portuguesa, que nunca habían vuelto a enfrentarse cara a cara desde entonces, debatieron en un abarrotado salón de actos del Instituto de Defensa Nacional, en Lisboa, sobre la integración europea de Portugal. Para Soares no existe alternativa para Portugal fuera de Europa", mientras Cunhal alertó sobre la pérdida de soberanía e independencia de los países más débiles "frente a los más ricos y poderosos". Prueba de la expectación generada por el encuentro es que la televisión iba a emitir anoche, en horas de máxima audiencia, el choque vespertino.No faltaron los recuerdos y las acusaciones mutuas entre los "enemigos íntimos", como el propio Soares calificó antaño la relación entre ambos, hoy día apartados de la política activa pero, sin duda, claros referentes de la opinión pública nacional. Distendido y haciendo gala de su conocido sentido del humor, el ex presidente defendió la construcción de una Europa fuerte y poderosa que sea capaz de hacerse respetar por Estados Unidos y luche "contra las desigualdades sociales e impulse el modelo social europeo" sin aferrarse "a los viejos clichés".
"Militante contra el pensamiento único neoliberal y a favor del socialismo democrático", Soares alertó sobre el "monstruo emergente" que está creando Estado Unidos ("el capitalismo especulativo") y sostuvo que, ante esa segunda revolución capitalista, debe crearse una Europa fuerte que frene su avance y que también haga frente a la creciente influencia de los grandes grupos financieros. El ex presidente luso, que acusó a Cunhal de mantener una concepción "salazarista" de Portugal, explicó que la integración europea de Portugal, pendiente de ratificación en referémdum, no supone una pérdida de soberanía e independencia para el país, que ahora tiene "voto y gran influencia" en el seno de la Comunidad.
El líder histórico de los comunistas, Álvaro Cunhal, con traje y corbata, sostuvo que la adhesión portuguesa a Europa ha significado "el sacrificio de los intereses nacionales a las decisiones e imposiciones de los países más ricos y poderosos, la desorganización y destrucción progresiva del aparato productivo, de la industria, la agricultura y la pesca, el aposentamiento de grupos extranjeros en sectores estratégicos de la economía portuguesa, la liquidación de los derechos de los trabajadores y la sumisión de elementos fundamentales de independencia y soberanía nacionales".
El viejo comunista prosoviético subrayó el creciente aumento del desempleo en la UE, en torno a los 20 millones de personas, y destacó la progresiva pérdida de derechos de los trabajadores, cada día más dominados por grandes grupos financieros.
Cunhal, que retó a Soares para debatir sobre las libertades y la democracia en Portugal, no ahorró argumentos para calificar de "desastrosas" las consecuencias de la integración lusa en Europa, especialmente para la clase trabajadora.
Los dos políticos reconocieron algunos errores del pasado, aunque Soares, "como agnóstico y sin hábitos de confesión", admitió no haber cometido "grandes pecados". A preguntas de un ex ministro conservador y fuera del contexto del debate, Mario Soares admitió estar abiertamente en contra del proceso de regionalización que preparan los socialistas.
El ex presidente afirmó que confía en el referémdum para evitar la división administrativa del país.
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