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Arzalluz ofrece a Aznar el estatuto a cambio de todos los fueros

Aurora Intxausti

El presidente del Partido Nacionalista Vasco (PNV), Xabier Arzalluz, ofreció ayer al líder del Partido Popular, José María Aznar, cambiar el Estatuto de Gernika por la restauración foral plena. La propuesta la realizó tras leer unas declaraciones de Aznar en las que éste decía que "los derechos históricos de los vascos están muy bien restablecidos en el estatuto" y que resulta una dinámica equivocada la pretensión del nacionalismo de alterar el actual marco político institucional. Arzalluz fue reelegido ayer presidente del PNV.

Arzalluz aseguró que ese tipo de afirmaciones, las de Aznar al periódico El Correo, proceden de alguien a quien le informan mal. "No sé quién le cuenta esas cosas de los nacionalistas, si el Oreja grande o el pequeño", indicó refiriéndose, a los dirigentes populares Marcelino Oreja. y Jaime Mayor Oreja. "Le digo a Aznar ahora mismo", prosiguió, "que, si obtiene la mayoría absoluta, llegamos a un acuerdo: cambio estatuto por restauración y reintegración foral plena". Luego, puntualizó que tendría que ser necesariamente el fuero: "Aduanas, las que quedan de cara a terceros; control de extranjería en el Ebro; el ejército fuera, eran los diputados generales los que tenían el poder militar aquí en caso de invasión; soberanía fiscal; pase foral, y a ti Tribunal Constitucional; no hay servicio militar, que nos lo metieron cuando trincaron el fuero".Arzalluz matizó que "fueros y derechos históricos aparte, Aznar y todos tienen que saber que estamos en los tiempos que estamos y queni los estatutos ni los fueros en cierran la voluntad de un pueblo ante una vida abierta al futuro y que será lo que este pueblo quiera si es que vivimos en un medio democrático". Finalmente, deseó que Aznar aprenda algo más sobre el nacionalismo en San Sebastián, donde participará hoy en la la constitución de la Fundación Gregorio Ordóñez, en memoria del político asesinado por ETA.

Unanimidad

Reelegido por unanimidad presidente del PNV para los próximos cuatro años -a sus 63, lo dirige desde 1980, salvo entre 1984 y 1986, cuando lo hizo Román Sudupe-, Arzalluz recordó el discurso que en 1988 pronunció en el mismo escenario, el teatro Arriaga, y con el que se diseñó una línea de apertura social. Dijo que los que se alegraron entonces no cayeron en la cuenta de que lo que se denominó "espíritu de Arriaga, en el que parecía que se reconocía por primera vez que había vascos no nacionalistas, tenía ida y vuelta": "Respetamos, pero exigimos respeto. Si hay una mayoría nacionalista en este pueblo, nadie democráticamente le podrá impedir que tome las decisiones que crea oportunas. No se puede amenazar con ejércitos ni con códigos a la voluntad de un pueblo".

Aseguró Arzalluz, en referencia al derecho de autodeterminación y a la independencia, que "aquí se puede defender cualquier idea, pero no llevarla a la práctica porque ahí te ponen enfrente las bayonetas. Eso no es ni el espíritu de Arriaga ni ningún otro espíritu democrático".

Para el líder del PNV, el nacionalismo vasco es exactamente igual que el que hay en el resto del mundo. Y subrayó que el Rey ha defendido en Israel el derecho de autodeterminación de Palestina y que el Gobierno ha reconocido la independencia de Eslovenia o Croacia.

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Dejó claro Arzalluz que el PNV es un partido de gobierno que busca solucionar los problemas inmediatos, aunque mantenga sus metas en lograr la soberanía plena. Sus objetivos en los próximos anos son la articulación territorial y cultural; la autonomía económica, sobre la que destacó que exportar supone "independencia y competitividad"; la formación de los recursos humanos; la lucha contra la marginación, y la paz.La pacificación ocupó buena parte de su discurso: "El partido seguirá buscando la paz por la paz misma y porque somos nacionalistas". Por eso rechazó las acusaciones de ambigüedad en el tema del terrorismo y dijo que el PNV siempre ha rechazado la violencia: "Durante el franquismo ayudamos a escapar a miembros de ETA porque aquí había un dictador y se torturaba, pero nunca participamos en ninguna acción. Les ayudábamos porque el otro era peor que ellos".

Arzalluz expresó también ciertas críticas en relación con los aniversarios de la transición política, que, a su juicio, ha tenido "lacras tremendas y una democracia dudosa" con tantos asesinatos "pagados y organizados por el Estado", que no empezaron "con el PSOE" y cuyos autores no se han puesto "ante los tribunales".

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Sobre la firma

Aurora Intxausti
Coordina la sección de Cultura de Madrid y escribe en EL PAÍS desde 1985. Cree que es difícil encontrar una ciudad más bonita que San Sebastián.

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