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GENTE

Michael J. Fox

El gran sueldo de un pequeño actor

Andrés Fernández Rubio

Cumplirá dentro de unos días 30 años, pero su verdadera edad es indeterminada, quizá entre 15 y 25. Casi imberbe, en el límite del metro sesenta de estatura, reservado pero sonriente, Michael J. Fox se define como "un canadiense liberal", aunque muchos hayan pensado en él como en un joven comediante de la era de Reagan. Su caché está por encima de los 300 millones de pesetas.Protagonista de la serie de tres películas Regreso al futuro, fue una telecomedia la que lo lanzó en los años ochenta, Enredos de familia. En ella, una pareja de radicales ex hippies se encuentra con que el niño sale ultraconservador y materialista. "Los demócratas interpretaron mi personaje como una sátira de los republicanos", dice "y los republicanos, como un modelo. Yo preferí quedarme al margen porque me siento más artista que activista; pero, entre los dos, desde luego que me siento más identificado con los demócratas, aunque la política se la dejo para Jane Fonda".

La baja estatura humaniza a Fox, a lo que se une una timidez que le hace mirar mucho al suelo, como maravillado por sus botAs horteras de piel de serpiente. Ironiza sobre sí mismo para responder a la comparación entre él y Mickey Rooney. "Yo con quien me identifico es con James Stewart. Soy como James Stewart con la ropa de Mickey Rooney". El actor no se muestra preocupado porque su tamaño, a medida que envejezca, pueda limitar su carrera: "Mi única limitación es encontrar papeles que me gusten". Y añade una frase, medio en broma medio en serio, que podría pertenecer al personaje cómico de Enredos de familia: "Cuanto más dinero haga tu película, más creces".

Fox ha venido a Madrid a promover su último trabajo, de próximo estreno, titulado Colegas a la fuerza y dirigido por John Badham. Interpreta a un actor de películas menores, pero taquilleras, que quiere conseguir el papel principal de una película policiaca seria. Para meterse en el personaje, va a Nueva York a seguirle los pasos a un agente duro. Éste, interpretado por James Woods, es el prototipo antidemocrático de policía que entra en las casas no sólo sin mandamiento judicial, sino con un bate de béisbol como credencial.

Fox no le da importancia a que un personaje así sea "casi un fascista", según su propia expresión, y prefiere destacar el carácter paródico del filme por encima de la posible interpretación ideológica: "Son licencias artísticas. Se trata de una comedia de percepciones; mi personaje es una exageración de las que tiene la gente de Hollywood del mundo exterior, y Woods es una exageración del tópico prototipo de policía de Nueva York".

Tan cerca de los treinta, el chico formal Michael J. Fox, ya casado y con un hijo de dos años, celebrará su cumpleaños coincidiendo con el final de sus contratos, tanto el de los anuncios de Pepsi como el de la serie Regreso al futuro. "Me siento liberado, como para volver a émpezar y hacer lo que me dé la gana", dice. Y añade: "A estas alturas siento como si hubiera vendido mi década de los veinte por el trabajo para poder relajarme a partir de ahora".

El concepto de la interpretación se conecta con la niñez en el caso de Michael J. Fox. Dice que lo suyo es trabajar duro sin preocuparse en exceso del sentido de la importancia de lo que hace: "Al fin y al cabo, ser actor es divertirse, jugar; como cuando, de pequeños, uno hacía de vaquero y otro de indio".

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