Gil anuncia "el principio de una nueva era"
Un promotor inmobiliario es el sucesor de Vicente Calderón
Jesús Gil y Gil, de 54 años, promotor inmobiliario, es el nuevo presidente del Atlético de Madrid tras haber ganado las elecciones del club rojiblanco por amplia mayoría frente a los otros tres candidatos,Enrique Sánchez de León, Agustín Cotorruelo y Salvador Santos Campano. A las siete de la mañana de ayer se conoció oficialmente el resultado de las votaciones. Gil obtuvo 6.219 votos; Sánchez de León, 3.465; Cotorruelo, 1.885, y Santos Campano, 907. Jesús Gil nació en El Burgo de Osma (Soria) y es el socio número 16.386. Sus detractores le acusan de ser un advenedizo que apenas ha aparecido por el estadio. Anuncia grandes fichajes -ya tiene a Futre, y quiere al defensa bilbaíno Goikoetxea y al portero asturiano Ablanedo II, entre otros- y advierte: "Esto es el inicio de una nueva era en el Atlético'.
Jesús Gil contó con desparpajo en Antena 3, en plena campaña electoral, lo que le dijo un socio rojiblanco cuando compareció ante una de las peñas del club: "Me dijo que en el mundo del fútbol se mueven como en una mafia, y que, por eso mismo, yo era el hombre que necesitaba el Atlético". Gil ya es el nuevo presidente del Atlético y afronta ahora el gran reto de su vida. Su filosofía de futuro gira en torno a Paulo Futre "y a otros grandes fichajes por realizar", y se centra en un objetivo mesiánico: "El socio ha reaccionado. Esto es el principio de una profunda transformación, el inicio de una era".Gil es socio sólo desde 1980, gracias a una maniobra de Vicente Calderón, interesado en tenerle a su lado por su condición de hombre fuerte económicamente. A los ocho meses de ingresar en la junta directiva se enfrentó con casi todo el mundo y pasó a convertirse en la bestia negra.
Junto a críticas serias que Gil realizó respecto al rumbo que llevaba el club -advirtió los problemas del bingo, denunció una emisión de pagarés que no se pudo llevar a efecto por errores de forma-, sus enemigos le censuran lo que consideran desmesurado interés por construir una ciudad deportiva del Atlético para 50.000 familias rojiblancas -sí, 50.000 familias-, así como un cierto afán por reponer su nombre ante la sociedad. El propio Gil no ha negado esta última afirmación: "Ser presidente del Atlético me revalorizará y éste es un medraje lícito", ha dicho el sucesor de Calderón.
Quizá por ello ha realizado una personal y curiosa distribución de periodistas. Para Gil, quienes de una forma u otra han apoyado su posición en esta campaña forman parte del periodismo serio, honesto, objetivo, responsable y veraz. En la otra orilla ha situado a quienes no han tomado partido por nadie, es decir, los poco serios, deshonestos, subjetivos, irresponsables y manipulados. Cuando se le ha pedido aclaración, ha llegado a admitir, a última hora, que "quizá me he pasado, soy impulsivo".
Impulsos que le han llevado a no digerir nunca el recuerdo periodístico del accidente de Los Ángeles de San Rafael -una nave de su construcción se derrumbó en 1969, fallecieron 58 personas, fue condenado a cinco años de cárcel por un delito doloso, no culposo, e indultado por el anterior jefe del Estado-, sin entender que eso forma parte de su biografía cuando de hacer un currículo personal se trata. "Eso pasé hace mucho tiempo, no se puede estar recordando continuamente aquel accidente, no me parece justo. Logré levantarme y salir adelante", afirma.
Gil es promotor de construcciones y presidente del Club Financiero Inmobiliario, director de la inmobiliaria Los Angeles de San Rafael, administrador de Explotaciones Agropecuarias El Carrascal y socio de la Sociedad Hípica Club de Campo y de Tiro de Pichón de Somontes.
A Gil se le ha llegado a presentar como el azote del golfo mundo del fútbol, y él parece haber asumido con gusto esta figura: "Ya está bien de golferías. Algunos no querían que yo ganase porque me tenían miedo; se van a enterar, el fútbol necesita un cambio total". Ha acusado de chanchulleros y manipuladores a dos de sus oponentes -Sánchez de León y Santos Campano- opinión que no ha compartido ni la junta electoral ni la comisión jurídica de la Comunidad, que desestimó sus recursos electorales, y Sánchez de León le ha replicado: "Con un señor que está procesado por injurias no voy a entrar en polémicas".
Pero Gil, en esencia, lo que anhela es convertirse en el adalid del antimadridismo. A Ramón Mendoza le Rama "el hombre del pelo blanco", asegura que todo lo que es malo para el Madrid es bueno para el Atlético, y en su visión futurista del asunto, paradójicamente, deja traslucir su admiración por el enemigo blanco: "Santiago Bernabéu hizo el gran Madrid con Di Stéfano, y el Atlético será desde ahora... Bueno, ya veremos....
Con su talonario
Para construir esa gran obra rojiblanca, de momento Gil no ha tenido reparos en poner los cimientos con su propio talonario de cheques. Ha comprado de forma personal a Futre por más de 500 millones de pesetas, le ha firmado un contrato de cuatro años por casi 120 millones de ficha anual, más un chalé -no se sabe aún sin en Los Ángeles de San Rafael, Mirasierra o Tres Cantos- y había firmado una cláusula por la que pagaría 200 millones de pesetas si él no hubiese salido presidente y el elegido no quisiera correr con la aventura económica del portugués: el día 29 tendría que haber hecho frente al pago de los primeros 50 millones por el paseo de tres días por Madrid y Zaragoza de Futre, y el resto, en 180 días. Aunque, al ser el jugador de su propiedad, podría haberlo vendido rápidamente a cualquier club europeo: "Ya en Milán el Inter me ofreció 150 millones más de lo que me había costado, pero la alegría de los socios rojiblancos al ver a Futre no se puede pagar con nada".A Futre, en efecto, los socios le recibieron al grito de ¡Futre sí, Hugo no! en una discoteca. Un ultra atlético no pudo por menos que pregonar su éxtasis ante la estrella y el mecenas rojiblanco: "Gil es un tío guay, se enrolla cantidubi, hay que votarle, tíos".
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