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La muerte de Jorge Guillén

Murió Jorge Guillén, el autor de 'Cántico', "uno de los mas altos poetas que ha tenido España"

"Soy Claudio Guillén. Mi padre ha muerto hace veinte minutos y le enterramos el miércoles, a las cuatro de la tarde, en el cementerio Inglés de Málaga, frente al mar y, sin ceremonias religiosas, tal como él quería". Con estas palabras, el hijo del poeta Jorge Guillén, comunicaba anoche telefónicamente a este diario la muerte de su padre. El autor de Cántico, uno de los más brillantes de la Generación del 27, de 91 años de edad, acababa de morir rodeado de sus dos hijos, Claudio 31 Teresa y de su segunda esposa, Irene.Desde el pasado sábado, la bronconeumonía que desde el último verano aquejaba al poeta se había agravado y complicado con otras afecciones: una dolencia renal muy fuerte y una circulación cerebral muy pobre. Atendido por los doctores Francisco Sánchez Guerrero y Miguel González-Molina, el poeta ya no abandonó su domicilio del Paseo Marítimo de Málaga. El sábado y el domingo la gravedad de su estado permaneció estacionaria hasta que el lunes por la mañana entró en coma y así siguió hasta las 22.15 de la noche, hora en que dejó de existir.

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La emoción de Aleixandre

Vicente Aleixandre, premio Nobel de Literatura y compañero de generación del poeta fallecido, supo la noticia en su domicilio de Madrid, por una Ramada de Radio El País. Dijo el escritor: "No me siento con ánimos porque no puedo ni manifestar mi profundo dolor por la pérdida de este gran artista. Fue un excelente e insustituible amigo. Ha sido una vida tan espléndidamente digna y alta, tan generosa, tan cumplidora de la obligación de dar poesía al mundo y a su país que no hay palabras para embolsar una inversión como la suya. Fue un ser admirado y querido. Es, y sigue siendo, uno de los más altos poetas que ha tenido España. Era un gran artista de la palabra española, expresada como una comunicación, un cántico, un dolor y un universo. Era, al mismo tiempo, uno de los altos exponentes de la poesía española de nuestro siglo, uno de los más elevados resortes expresivos que ha tenido nuestro país a lo largo de su historia".

Pedro Laín Entralgo, director de la Real Academia de la Lengua dijo: "La noticia es inesperada. Se trata de un gran e inmenso poeta. Siento una profunda pena. Las letras españolas han perdido a uno de los más ilustres hombres de nuestro siglo. La Academia, de la que él era miembro de honor, siente una herida muy honda y muy viva. Por él no se notaban los años que habían pasado porque mantenía un lúcido espíritu juvenil. Era un hombre lleno de vida hasta ayer mismo".

Francisco Ayala, último premio Nacional de Literatura, recientemente elegido académico de la Lengua, recibió la noticia como "algo muy triste para la Literatura. Estamos ante la pérdida de un gran poeta porque su obra marcó una dirección particular con influencias directas sobre otros poetas. Su poesía era pura, depurada y estricta. Con una gran profundidad filosófica y con una visión original del universo. Personalmente, se trataba de un hombre fino, extraordinariamente amable, de gran cordialidad y delicadeza en el trato: un caballero".

El ministro de Cultura, Javier Solana, declaró que acababa de morir "un hombre bueno, inteligente y un gran poeta". Rafael Alberti, compafiero de la generación del 27 y último premio Cervantes opinó de quien fuera el primero en recibir este galardón que "Guillén era uno de los más importantes del grupo. Su desaparición me conmueve profundamente. Me duele mucho humanamente porque todos nosotros fuimos una generación muy unida. Guillén era una de las voces más características de la literatura española y una de las que han influido en toda la poesía que le ha seguido".

El 7 de enero hizo siete años que Jorge Guillén llegó a Málaga, ciudad elegida por el poeta para pasar el resto de sus días, en un pequeño apartamento del Paseo Marítimo, frente al cálido mar Mediterráneo. Guillén, "vallisoletano siempre" esperaba en Málaga su momento final: "Me dormiré, tranquilo, sosegado. No me despertaré por la mañana ni por la tarde".

La relación entre el poeta y la ciudad se remonta a los años en que cornienza a fraguarse lo que sería el movimiento de la generación del 27. Eran sus contactos convertidos luego en amistad entrañable con Moreno Villa, Prados y Altolaguirre. Después de algunas publicaciones en revistas malagueñas, y sobre todo en la revista Litoral, Guillén vino por primera vez a Málaga en abril de 1955.

A partir de entonces, el ilustre poeta viajó asiduamente a Málaga. Conoció sus lugares de interés artístico y costumbrista y contactó con jóvenes poetas. En 1966 compró un apartamento en el Paseo Marítimo, frente al mar y ya sus visitas fueron cada vez de mayor duración.

"La dictadura se traga o no se traga. Como yo no la tragaba, por eso me marché", dijo Guillén al día siguiente de su llegada a Málaga, el 7 de enero de 1977, cuando ya había comenzado en España la transición. Se confesó demócrata, liberal y "profesional de la esperanza".

Jorge Guillén ha vivido siete años en Málaga, informa José Antonio Frías. Aquí ha escrito su última obra: Final. Durante este tiempo su salud se ha ido resquebrajando. Su primera dolencia importante fue una afección renal por la que tuvo que ser hospitalizado en Madrid en junio de 1977. En agosto de ese año, tuvo que ser atendido por los mismos motivos en el hospital Carlos Haya, al que volvió en diciembre.

No obstante, su salud se vió especialmente resentida a consecuencia de la bronconeumonía que sufrió el 14 de julio de 1983, fecha en la que ingresó de nuevo en el hospital.

Guillén superó la crisis y regresó a su domicilió para continuar la recuperación. Ésta ha tenido muchos altibajos y coincidió con el infarto sufrido por su esposa, Irene, cuya ausencia -estuvo hospitalizada una semana- le afectó especialmente.

En los últimos siete años, Guillén ha recibido importantes premios y distinciones entre los que destaca el Cervantes, en 1976.

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