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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Gordon Scott, el primer Tarzán que pisó África

Tomàs Delclós

Gordon Scott, protagonista del filme de esta tarde, fue el primer Tarzán que pisó tierra africana para rodar las aventuras del personaje. Pero los paquidermos de Kenya no son tan domésticos como los asiáticos -utilizados hasta entonces, con el endose de orejas elásticas y mayores colmillos de goma- y debió reducir, en favor de la verosimilitud, su multitudinaria compañía. Las magnitudes de la auténtica selva, por otra parte, disminuyeron la grandeza del personaje, humillado por la dimensión de la flora e incluso resultaba más incómodo saltar de lianáen liana teniendo que hamacarse entre árboles de verdad y no hechos a medida en el estudio. Además, si el padre de la criatura, Burrouglis, no pisó África en su vida, el cine no tenía por qué sentirse en la obligación de hacerlo. Claro que esto siempre resulta preferible a aquel Tarzán español de David Carpenter que viajaba por la jungla gerundense, de pino en pino.Gordon Scott sucedió a Lex Barker en la interminable saga de tarzanes. En los años cincuenta, RKO, Metro y ParaJ mount utilizaron sus servicios para idénticos fines. El cine, por aquel entonces, ya había olvida do el tema original de Edgar Rice Burroughs. Ya no se hablaba de la condición aristocrática del personaje (Lord Greystoke) y el uso del Teclinicolor fue una ostentación que no le devolvió su prestancia de clase. Las cinco películas que rodó Scott contienen, inevitablemente, o cazadores malvados o náufragos y supervivientes de fungibles bimotores. Scott (que había sido bombero, cow-boy y vigilante de playas) conocía el oficio de, salvar vidas y sólo tuvo que cambiar de paisaje. Sin ser campeón olímpico, como tres de sus colegas, sus 127 centímetros de contorno pectoral, sus 98, kilos y, sus 1,90 metros de altura daban la medida física. Lamentablemente, sus axilas depiladas y el peinado reblandecían la prestancia del hombre-mono. Como afirma Francis Lacassin, "era demasiado bello para ser verdadero. Desde entonces quedó trazado para él el camino real que lleva desde la jungla hasta las mitologías italianas". Fiel a este destino, Gordon Scott lució sus bíceps en Rómulo y Remo y, en Maciste contra el fantasma. Interpretar a Remo fue la última fidelidad del actor hacia Burroughs (quien había escrito: "Imaginé historias por placer, creé personajes. Y luego, de pronto, pensé que podían venderse. Mi intención era recrear una especie de folklore moderno con el viejo mito de Rómulo y Remo, de niños criados por una loba").

TOMÁS DELCLÓS

S., Barcelona

Tarzán y el safari perdido se emite hoy a las 15

55 horas por la primera cadena.

Se ha dicho, y con razón, que el mito de Tarzán es una ilustración de la doctrina Monroe. Racista y paternal al mismo tiempo, es fácil hacer una lectura política del mito. Pero también pueden rastrearse reminiscencias filosófico-literarias. Ahí está Rousseau, el personaje de Mowgli y la soledad de Robinson Crusoe acomodándose a un paisaje inhóspito -aunque, en este caso, no existe una tan clara -voluntad de olvido de la cultura familiar que Tarzán procura para no hundir el matrimonió del crápula de su pariente con Jane-.

La historia también dio referencias a Burroughs. Los niños lobos de Hess, Lituania, Aveyron, las niñas lobas de Midnapore o Gaspar Hauser podían estar en el archivo de cualquier imaginación.

Burrough, enriquecido por el cine, maldijo el empobrecimiento que hizo Hollywood del mito. Arriesgó parte de su dinero para lanzar un nuevo intérprete", Herman Brix, y escribió Tarzán y el hombre león, una maliciosa narración sobre las desventuras de Tarzán en la Meca del cine.

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